¿Qué significa no saber encender una computadora o no tener acceso a internet en un mundo cada vez más conectado? Para miles de mujeres rurales y adultas mayores en México, esta realidad limita su acceso a derechos fundamentales como la educación, la salud y la participación ciudadana. La alfabetización digital se ha vuelto clave para cerrar una brecha que no es solo tecnológica, sino también de género, edad y territorio.

En México, solo el 47.7 por ciento de las mujeres mayores de sesenta años usan internet, frente al 67.1 por ciento de los hombres del mismo grupo de edad, según datos del INEGI del 2023. Esta diferencia se agrava en zonas rurales, donde sólo el 36 por ciento de la población tiene conexión fija a internet. En ese contexto, la alfabetización digital no es solo aprender a usar un dispositivo, sino acceder al ejercicio pleno de derechos.
La brecha tecnológica afecta más a las mujeres con menor escolaridad, indígenas y rurales. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), las mujeres en comunidades alejadas enfrentan múltiples barreras: pobreza, baja conectividad, ausencia de centros de cómputo, y falta de formación técnica con enfoque de género.
Un puente hacia la autonomía
La alfabetización informática permite a las mujeres mayores y rurales acceder a servicios públicos, trámites de salud, programas sociales e incluso fuentes de ingreso. El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) ha señalado que las tecnologías pueden ser aliadas poderosas en la autonomía económica y política de las mujeres, siempre que existan políticas públicas inclusivas.
La iniciativa “Mujeres Rurales, Mujeres con Derechos” ha impulsado en estados como Oaxaca y Chiapas programas de alfabetización informática con enfoque comunitario y de género. Se prioriza el aprendizaje desde la cotidianidad: el uso del celular para comunicación, cuidado de la salud o gestión de apoyos sociales. Esto no solo reduce la brecha tecnológica, sino que transforma la manera en que las mujeres se relacionan con su entorno.
La alfabetización digital en clave feminista
Desde la perspectiva feminista, es crucial visibilizar que el acceso desigual a la tecnología reproduce exclusiones históricas. Las mujeres mayores y rurales son sistemáticamente ignoradas en el diseño de políticas de digitalización. Incluirlas requiere metodologías sensibles al contexto, como el acompañamiento intergeneracional, el aprendizaje comunitario y la formación de promotoras digitales.
Además, las tecnologías deben entenderse como herramientas, no fines en sí mismas. Una alfabetización informática feminista pone en el centro la autonomía, la comunicación libre de violencia y el acceso a información segura y útil para la vida cotidiana.
La alfabetización digital no puede verse como una opción, sino como una condición para el ejercicio de derechos en un mundo digitalizado. Romper la brecha tecnológica requiere políticas interseccionales, con inversión pública, formación con enfoque de género y acompañamiento territorial. Cerrar esta brecha es construir un país más justo, donde todas las mujeres, sin importar su edad o lugar de origen, puedan participar en igualdad de condiciones en la vida pública, económica y social.
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