¿Sabías que tus productos de higiene menstrual podrían estar contaminando océanos y afectando a la fauna marina durante siglos? Aunque muchas veces pasan desapercibidos, los productos tradicionales tienen una carga ambiental enorme. Por eso, hablar de productos menstruales sostenibles no es una moda, sino una necesidad urgente si queremos cuidar nuestro cuerpo sin dañar el planeta.

Poco se habla de la importancia que tiene el surgimiento de los productos menstruales sostenibles. La mayoría de las toallas y tampones contienen entre un ochenta y noventa por ciento de plástico: capas impermeables, aplicadores y envoltorios que no se degradan. Estos residuos, acumulados a lo largo de una vida menstrual (alrededor de 5 mil a 15 mil unidades por persona), generan hasta ciento cincuenta kilos de desechos que terminan en vertederos, ríos o playas. En Reino Unido, por ejemplo, se han encontrado 4.8 piezas de residuos menstruales cada cien metros de playa limpia.
Además, estos productos pueden contener ftalatos y ésteres organofosforados, sustancias asociadas a riesgos en la salud reproductiva y desórdenes hormonales. Es decir, además de contaminar, pueden afectarnos directamente.
Productos menstruales sostenibles que sí hacen la diferencia
En lugar de seguir acumulando desechos plásticos mes a mes, existen productos de higiene menstrual sostenibles que combinan salud, comodidad y conciencia ambiental. Estas son las principales opciones:
- Copas menstruales. Están hechas de silicona médica, son reutilizables y pueden durar hasta diez años. Una sola copa puede sustituir miles de tampones o toallas y, a largo plazo, reduce significativamente los residuos y el gasto económico.
- Toallas sanitarias reutilizables. Fabricadas con textiles absorbentes y lavables, permiten múltiples usos con un mantenimiento sencillo. Son una opción ideal para quienes buscan una rutina más amigable con el medio ambiente sin complicaciones.
- Ropa interior absorbente. Esta innovación combina la comodidad de una prenda íntima con la funcionalidad de una toalla. Es lavable, reutilizable y eficaz para diferentes niveles de flujo.
- Tampones y toallas biodegradables. Hechos con algodón orgánico y materiales compostables, se degradan mucho más rápido y sin liberar microplásticos. Aunque siguen siendo desechables, representan una de las alternativas sustentables más accesibles para quienes no pueden optar por reutilizables.
Cambiar la forma de menstruar también es resistencia
Optar por productos menstruales sostenibles no es solo una decisión personal: también es un acto político y ecológico. Frente a un sistema que invisibiliza la salud menstrual y fomenta el consumo desmedido, elegir alternativas conscientes es cuidar el cuerpo, el entorno y exigir justicia ambiental con perspectiva de género.
La menstruación no debe ser una carga ambiental. Informarnos, cambiar hábitos y compartir experiencias son pasos pequeños que construyen un impacto colectivo. ¿Y tú, ya pensaste qué tan sostenible es tu próxima menstruación?
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