¿Qué tienen en común la literatura de vanguardia, el teatro contemporáneo y el compromiso editorial con géneros invisibilizados? La respuesta está en La Uña Rota, una editorial independiente liderada por mujeres, que este año recibió el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2025. Pero este galardón no es solo un reconocimiento institucional: es también un reflejo de cómo las mujeres están transformando el panorama editorial desde espacios autónomos, valientes y culturalmente comprometidos.

Desde su fundación en Segovia en 1996, La Uña Rota ha apostado por una línea editorial clara: dar voz a autores y géneros que el mercado tradicional tiende a marginar. Su catálogo —que incluye ensayo, poesía y dramaturgia— se caracteriza por un nivel editorial excepcional, cuidado estético y una visión crítica del circuito comercial. Esta coherencia, sostenida durante casi tres décadas, es lo que llevó al Ministerio de Cultura a otorgarles el premio junto con una dotación de 30 mil euros, destacando la originalidad y constancia de su trabajo.
La Uña Rota y su apuesta por géneros no comerciales
La editorial ha visibilizado textos difíciles, incómodos o alejados del consumo masivo, sin renunciar a la calidad ni a la profundidad. Desde sus colecciones “Libros del Apuntador” o “Libros Robados”, hasta su serie inicial “Libros Inútiles”, La Uña Rota ha mantenido el compromiso de hacer visible lo que muchas veces se borra de la agenda cultural dominante: teatro contemporáneo, poesía crítica y pensamiento de frontera.
Entre sus autoras y autores destacan figuras como Angélica Liddell, Rodrigo García y Juan Mayorga, dramaturgos y escritoras cuyas obras circulan hoy en escenarios internacionales gracias a la edición rigurosa del sello segoviano.
Una editorial feminista en un mercado hostil
En un mundo editorial donde aún prevalecen estructuras patriarcales, el liderazgo femenino de la editorial rompe con estereotipos y abre espacio a formas de gestión, publicación y promoción literaria más equitativas. Su equipo, liderado por mujeres desde hace años, encarna una práctica editorial ética que antepone la libertad creativa y el compromiso cultural a la lógica del beneficio rápido.
Ser premiada junto a gigantes como Tusquets o Anagrama solo confirma que la relevancia no siempre está en el volumen de ventas, sino en la capacidad de transformar el canon. Este caso demuestra que las editoriales pequeñas pueden marcar hitos culturales cuando trabajan con rigor, sensibilidad estética y valentía política. El Premio Nacional 2025 reconoce una trayectoria, sí, pero también una forma de entender el libro como herramienta cultural y política. Al cierre de este reconocimiento, la editorial reafirma su lugar como referencia ética y estética dentro del mundo editorial español.
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