En la última edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, Dolores Heredia no solo fue homenajeada. También encendió un debate necesario sobre discriminación, capitalismo cultural y el lugar de las mujeres maduras en la industria.

Durante la entrega del Mayahuel de Plata por su trayectoria, Dolores Heredia fue tajante: “El patriarcado y el capitalismo son parte de un sistema que desecha a las mujeres en la industria del cine a partir de cierta edad”. Con más de cuarenta años de carrera y cerca de sesenta producciones, la actriz dejó claro que la marginación por edad es una realidad sistemática que impide a muchas mujeres interpretar papeles complejos, relegándolas a roles secundarios como madres o acompañantes, sin importar su talento o experiencia.
La crítica no es nueva, pero sí urgente. Según Dolores, el cambio fue evidente tras cumplir cincuenta años: pasó de protagonizar a ser “la amiga, la madre o la abuela”. Esta práctica revela cómo el edadismo y los estereotipos ligados a la juventud y la belleza siguen siendo moneda de cambio en una industria que aún no sabe narrar ni representar la plenitud de las mujeres adultas.
Dolores Heredia y su llamado contra el capitalismo cultural
Además de señalar la discriminación por edad, la actriz y activista denunció que el problema es estructural. Heredia cuestionó el modelo económico que trata al cine como mercancía y no como un arte que debe incluir voces diversas. En sus palabras: “El capitalismo es algo que hay que abolir”.
La frase provocadora subraya un punto clave: mientras las decisiones en la industria se basen en lo que vende más —y no en lo que representa mejor— las mujeres mayores seguirán siendo excluidas. Para Heredia, el cine debe ser también un espacio político que refleje la riqueza de todas las etapas de la vida, no solo la juventud idealizada.
Trayectoria, resistencia y transformación
Originaria de La Paz, Baja California Sur, y formada en la UNAM, Dolores ha sido parte fundamental del cine de autor mexicano. Fue presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y ha promovido políticas culturales que visibilicen el trabajo de mujeres cineastas y actrices.
A sus 58 años, la actriz y activista se mantiene en plena actividad. Bromeó diciendo que su retiro llegará “en veinte años”, dejando claro que tiene mucho por contar, filmar y transformar. Su ejemplo demuestra que el talento no caduca y que la visibilidad no debe depender de la edad.
El discurso de Dolores Heredia no es solo una crítica; es una invitación a cambiar los cimientos de una industria que invisibiliza a quienes no encajan en sus estándares de juventud. Su intervención pone sobre la mesa una verdad incómoda: sin inclusión plena, no hay cine justo ni historias completas.
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