¿Cómo una adolescente logró que una linterna funcionara con el calor de las manos, sin baterías ni electricidad? La respuesta es Ann Makosinski, una joven inventora canadiense que, a los 15 años, desafió los límites de la energía tradicional y propuso soluciones sostenibles con impacto social. Su historia demuestra que la creatividad tecnológica también puede tener rostro de mujer.

Ann Makosinski nació el tres de octubre de 1997 en Victoria, Columbia Británica. De madre filipina y padre de ascendencia polaca y armenia, creció en un entorno multicultural que alentó su curiosidad por la ciencia. A los 9 años ya soldaba circuitos, y desde sexto grado participaba en ferias científicas escolares, donde su interés por la invención tomó forma concreta.
Fue esa combinación de pasión y compromiso la que la llevó a diseñar su invento más reconocido: la Hollow Flashlight, una linterna termoeléctrica que funciona sin baterías. En lugar de energía convencional, utiliza placas Peltier para transformar el calor del cuerpo humano en luz. Su propuesta no solo fue ingeniosa, sino también profundamente ética: buscaba ofrecer una solución para personas sin acceso a electricidad.
El impacto de Ann Makosinski en la ciencia con propósito
Gracias a la Hollow Flashlight, Ann ganó la Google Science Fair de 2013, captando la atención internacional. Su paso por plataformas como “TEDx” y “The Tonight Show Starring Jimmy Fallon» posicionó su nombre entre las jóvenes voces científicas más prometedoras del mundo. Pero no se detuvo ahí.
Posteriormente, desarrolló la eDrink, una taza que convierte el calor de una bebida caliente en energía para cargar dispositivos móviles. Una vez más, Ann demostró cómo las ideas simples pueden convertirse en soluciones funcionales, sostenibles y accesibles para la vida diaria.
Innovación, cultura y feminismo tecnológico
Aunque muchos esperaban que siguiera una carrera en ingeniería, Ann optó por estudiar Literatura Inglesa en la Universidad de Columbia Británica y después en la Universidad de Victoria, donde se graduó en 2021. Su elección refleja una visión interdisciplinaria de la ciencia, que no se limita al laboratorio sino que dialoga con la sociedad, la cultura y la responsabilidad social.
Además de su trabajo como inventora, ha creado una línea de juguetes que funcionan con energía verde y ha sido embajadora de marcas como Uniqlo y Maybelline, lo que refuerza su rol como figura pública con voz en distintos espacios, incluyendo aquellos donde tradicionalmente no se visibiliza el talento científico femenino.
Ann Makosinski es prueba de que la innovación no tiene edad ni género. Sus inventos, su enfoque consciente y su capacidad de comunicar ciencia desde una mirada inclusiva la han convertido en referente global. En un mundo donde las niñas y mujeres enfrentan obstáculos para desarrollar su potencial científico, historias como la suya no solo inspiran: abren caminos.
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