¿Qué significa que una mujer como Annalena Baerbock haya sido elegida para liderar uno de los órganos más relevantes del sistema internacional? La respuesta va más allá de una elección diplomática. Representa un momento histórico para la equidad de género y la reafirmación de principios democráticos en tiempos complejos.

El 2 de junio de 2025, Annalena Baerbock fue elegida presidenta de la octogésima sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Con 167 votos a favor, se convierte en la quinta mujer en asumir este cargo desde la fundación de la ONU. Esta elección no sólo reafirma su trayectoria política. También el creciente respaldo internacional a liderazgos feministas que promueven el multilateralismo, la inclusión y los derechos humanos.
Annalena Baerbock y su trayectoria
Annalena nació en Hannover en 1980 y ha estado vinculada desde joven a la política ambiental y de derechos humanos. Estudió Ciencias Políticas en Hamburgo y Derecho Internacional en la London School of Economics. A partir de 2005, se sumó activamente al partido Alianza 90/Los Verdes, convirtiéndose en una de sus figuras más reconocidas.
Como diputada en el Bundestag desde 2013, Baerbock se enfocó en políticas climáticas, y en 2018 fue elegida copresidenta del partido. En 2021, fue la primera mujer candidata a canciller por Los Verdes, un hecho que marcó un avance relevante para la representación femenina en Alemania, a pesar de no resultar electa.
Su rol como ministra de Asuntos Exteriores entre 2021 y 2025 destacó por un enfoque firme en derechos humanos, acción climática y fortalecimiento del orden internacional basado en reglas. Esto la llevó a tener posturas críticas frente a regímenes autoritarios, como el de Rusia, que solicitó una votación secreta en la elección de la presidencia de la Asamblea General.
Liderazgo con enfoque feminista
El lema de su presidencia, “Mejor juntos”, refleja una visión colaborativa e inclusiva. Como nueva presidenta de la Asamblea General, Annalena ha señalado su compromiso con el diálogo transparente y con una gobernanza global centrada en la confianza. Su elección marca un paso hacia la igualdad de género en la ONU, recordando que hasta hoy ninguna mujer ha sido Secretaria General.
El liderazgo de Baerbock puede aportar un enfoque más humano a los debates multilaterales. Con su historial feminista y su defensa del medio ambiente, es probable que impulse temas urgentes como la justicia climática, la paz con enfoque de género y la participación equitativa en la toma de decisiones globales. Annalena Baerbock no solo encarna el avance de las mujeres en los espacios de poder internacional, sino también un liderazgo político ético, firme y necesario para los desafíos del siglo XXI. Su papel en la ONU será observado con atención por quienes apuestan por un mundo más justo y plural.
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