Cada día, al menos 10 mujeres son asesinadas en México. Ante esta realidad devastadora, ¿están las fuerzas policiales realmente preparadas para atender y prevenir la violencia de género? Las cifras son alarmantes, pero los avances y obstáculos en capacitación policial revelan una verdad más compleja. Aquí te contamos lo que sí se está haciendo… y lo que aún falta.

¿Qué implica una verdadera capacitación contra la violencia de género? La capacitación policial en materia de género no se limita a una charla o taller ocasional. Requiere un enfoque sistemático y transversal, donde el personal de seguridad entienda la raíz estructural de la violencia, identifique patrones de riesgo y actúe desde el respeto a los derechos humanos.
En este sentido, el gobierno federal ha impulsado campañas como «Es tiempo de mujeres sin violencia«, que incluyen compromisos para formar a servidores públicos en perspectiva de género. Estas acciones buscan desmontar prácticas machistas institucionalizadas y fomentar la coordinación entre autoridades locales, estatales y federales.
Programas aliados: ¿cómo se suman otros actores?
Una de las iniciativas destacadas es “Comunidad Es Igualdad”, impulsada por Iberdrola y el PNUD. Este programa se enfoca en formar funcionarios públicos, incluyendo cuerpos policiales, para promover una cultura de equidad y prevención de la violencia hacia las mujeres. Su enfoque comunitario ayuda a generar redes de apoyo en distintos territorios.
Además, herramientas como el «Violentómetro», desarrollado por el Instituto Politécnico Nacional, son claves en la sensibilización y capacitación. Esta guía permite identificar diferentes niveles de violencia —desde el control emocional hasta el feminicidio— y es utilizada tanto por instituciones educativas como por cuerpos de seguridad.
Los desafíos que limitan la efectividad
Aunque existen esfuerzos y buenas prácticas, la capacitación contra la violencia de género enfrenta desafíos estructurales. Uno de los más graves es el recorte presupuestal. En 2025, las asignaciones a programas esenciales como los refugios para mujeres maltratadas y la Conavim (Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres) han sido reducidas. Esto afecta directamente la calidad y alcance de las capacitaciones.
Además, la resistencia institucional y la falta de mecanismos de evaluación dificultan la implementación efectiva. No basta con capacitar; es necesario medir el impacto, sancionar el incumplimiento y garantizar que el conocimiento se traduzca en acciones concretas.
Capacitación policial: un paso necesario, pero no suficiente
La capacitación policial con enfoque de género es una herramienta clave, pero debe ir acompañada de voluntad política, recursos suficientes y participación social. La transformación no depende solo de más cursos, sino de cambiar de raíz las estructuras que perpetúan la violencia.
El reto es grande, pero urgente: convertir a la policía no solo en fuerza del orden, sino en agente de justicia con perspectiva de género. ¿Está México listo para dar ese paso?
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