La actriz que comenzó su carrera como modelo pronto vivió presiones sociales por estándares de belleza.

En la década de 1980, la carrera artística de Demi Moore despegó con el modelaje y su participación en series de televisión como “No Small Affair”. Sus dotes actorales no tardaron en ser notadas, llevándola a proyectos cinematográficos y papeles más grandes; por ejemplo, en la película de 1990, Ghost, en la que interpreta a uno de los personajes principales, Molly.
Los problemas que enfrentó la actriz nominada al Oscar empezaron con el desarrollo de su carrera, pues al interpretar a todo tipo de personajes, Demi Moore se vio obligada a alterar su cuerpo en varias ocasiones, representando un riesgo para su salud física y mental.
Algunas acciones por parte de la industria del espectáculo la orillaron serios problemas de trastornos de la conducta alimentaria al hacerle saber que, bajo sus irreales cánones de belleza, su cuerpo ya no “encajaba”, por lo que debía cambiar y perder peso. Después de mucho trabajo personal, Demi Moore finalmente consiguió reconciliarse con su imagen.
Es esta una de las muchas cosas que hacen de «La Sustancia«, película que le consiguió la nominación a Mejor Actriz, un poderoso mensaje. Demi consiguió comprender que su valor va más allá de cómo es percibida su imagen, pero aún hay muchas mujeres que viven rodeadas de factores de riesgo. Además, su actuación resultó ser toda una revelación al ser su primer papel en una cinta del subgénero de horror corporal.
Después de su inspirador y empoderador mensaje, que hace énfasis en centrarnos en lo que somos en lugar de lo que no somos o no tenemos para apreciar la belleza, los fans de la cinta y de la actriz están a la expectativa de verla durante la noche de premiación de los Oscar que tendrá lugar el 2 de marzo, siendo que la contienda por el premio a Mejor Actriz este año tiene competidoras muy prometedoras.
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