¿Qué sucede cuando una influyente voz de la comedia responsable de internet se enfrenta por primera vez a un protagónico en la gran pantalla? Esa es la pregunta que abre el camino para descubrir el debut actoral de Esmeralda Soto en «No, gracias, ya no fumo», una tragicomedia mexicana que retrata con honestidad y humor las tensiones de la vida adulta joven. Más allá de ser un simple paso en su carrera, este papel marca una transformación artística que resuena con quienes buscan narrativas femeninas distintas, sin filtros ni estereotipos.

Esmeralda Soto interpreta a Nuria, una veinteañera de la generación Z con un día límite: debe conseguir dinero para pagar la renta, evitar mudarse con su madre y dejar de fumar. Todo en 24 horas.
El filme, dirigido por Diego Toussaint y grabado en Guadalajara, combina comedia urbana con una reflexión cruda sobre la precariedad económica, los afectos y el tránsito hacia la adultez. La premisa sencilla esconde una metáfora poderosa sobre el fin de una etapa y la necesidad de soltar el pasado para redefinir el futuro.
Esmeralda Soto: de TikTok a la gran pantalla
Con más de 1.5 millones de seguidores, la comedianta se hizo conocida por su contenido cómico con perspectiva feminista, donde destaca la emancipación emocional y la crítica social. En este largometraje, va más allá del humor digital para encarnar a un personaje que exige vulnerabilidad, introspección y entrega. Según contó en entrevistas, el papel le implicó salir de su zona de confort y asumir una nueva forma de expresión artística.
Además, el elenco técnico incluye a mujeres en roles clave como edición y producción, lo que aporta una sensibilidad particular a la historia. No es casualidad: «No, gracias, ya no fumo» está atravesado por una mirada femenina que se nota tanto en el guion como en el tratamiento visual y narrativo.
El cigarro que Nuria intenta dejar es mucho más que un mal hábito: simboliza una versión antigua de sí misma, ligada a decisiones pasadas y formas de resistir el mundo. La película transita entre escenas cotidianas —como arreglar el coche o lidiar con familiares— y momentos de introspección profunda. En ese vaivén, construye una historia que muchas mujeres jóvenes pueden sentir como propia.
De la esclerosis al escenario: una narrativa de poder
Esmeralda ha hablado públicamente sobre su diagnóstico de esclerosis múltiple, una experiencia que ha sabido transformar en una narrativa de poder, tanto en el stand-up como en el cine. En este debut cinematográfico, su historia personal se entrelaza con la de su personaje, creando una conexión genuina con la audiencia.
«No, gracias, ya no fumo» no es solo el largometraje debut de la comedianta: es una declaración generacional que habla de crisis, humor y transformación. Con Esmeralda Soto al frente, esta película no solo promete, sino que confirma que las nuevas voces del cine están listas para contar sus historias con autenticidad y coraje.
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