¿Quién está liderando las transformaciones ambientales con mirada crítica y feminista? La respuesta cada vez más clara: las juventudes. Jóvenes colectivas feministas en América Latina están alzando la voz frente a la crisis ecológica global, y lo hacen desde el corazón del activismo climático, conectando la defensa del planeta con la lucha por la equidad de género. Aquí te contamos quiénes son, qué hacen y cómo están cambiando las reglas del juego.

Desde México hasta el Cono Sur, las juventudes activistas están construyendo respuestas locales a una crisis global. Su enfoque parte de una idea simple pero poderosa: no puede haber justicia ambiental sin justicia de género. A través del activismo climático, estas colectivas denuncian el impacto del extractivismo, el uso desigual de los recursos y la violencia ambiental que afecta de manera desproporcionada a las mujeres, especialmente a las más jóvenes y racializadas.
Pero no solo denuncian. También proponen alternativas sostenibles, promueven la agroecología, defienden los saberes ancestrales y fortalecen redes comunitarias de cuidado. Este activismo se enmarca dentro del feminismo ambiental, que entiende al territorio como espacio de vida, no de explotación.
Activismo climático con enfoque feminista
El activismo ambiental impulsado por juventudes feministas desafía las narrativas tradicionales centradas en grandes corporaciones o gobiernos. Estas activistas trabajan desde lo comunitario y lo cotidiano: organizan talleres, limpian ríos, promueven el reciclaje crítico y visibilizan la crisis ecológica desde sus propios cuerpos y contextos.
Colectivas como las que integran FRIDA: The Young Feminist Fund, o las participantes del Programa de Becas de Jóvenes Líderes Feministas de Open Society Foundations, están marcando una diferencia real en sus territorios. Gracias a estos apoyos, las jóvenes activistas acceden a recursos, formación y redes internacionales que fortalecen su incidencia local.
Recursos que empoderan a las juventudes
FRIDA Fund ofrece financiamiento y acompañamiento estratégico a colectivas emergentes con agendas feministas y ambientales. Open Society Foundations, por su parte, impulsa a jóvenes líderes feministas con becas para desarrollar proyectos transformadores con perspectiva interseccional. Ambas plataformas reconocen la urgencia de apoyar a quienes están en primera línea del cambio: las jóvenes feministas que, sin esperar permisos, ya están reconstruyendo comunidades resilientes.
El activismo climático ya no es solo cosa de expertos o de grandes ONGs. Hoy, las juventudes activistas están poniendo el cuerpo y la palabra para defender un futuro habitable y justo. Su lucha, enmarcada en el feminismo ambiental, redefine lo que entendemos por sostenibilidad: un compromiso con la vida, la equidad y el derecho de todas las personas a habitar un planeta sano. Escuchar estas voces jóvenes no es solo necesario, es urgente.
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