¿Qué ocurre cuando una de las voces más potentes del pop latino se transforma en actriz para encarnar a un ícono del teatro musical? Eso es lo que está a punto de suceder con Mon Laferte, quien asumirá el papel de Sally Bowles en la producción mexicana de Cabaret. Esta elección artística no solo amplía el rango escénico de la cantante, sino que resignifica su historia personal desde una mirada profundamente disruptiva.

El montaje mexicano de Cabaret, dirigido por Mauricio García Lozano, contará con 20 funciones en el Teatro de los Insurgentes del 11 de julio al 6 de septiembre. Con Mon Laferte al frente, el musical promete relecturas frescas del clásico, desafiando los límites entre música popular y teatro. En conferencia de prensa, la cantante reveló que la idea nació en Berlín, frente al KitKat Club: “vi un letrero… y supe que quería ser Sally Bowles”. Esa señal fue suficiente para abrir una nueva etapa creativa en su carrera.
La conexión emocional entre Mon Laferte y Cabaret
Este papel no es solo una actuación: es una traducción emocional. Mon Laferte confesó que ve en Sally un reflejo de su propia historia: “Me he visto como Sally: en la calle, sin un peso… pero con una seguridad absoluta en mi arte”. La identificación con la protagonista del musical no se basa en el glamour, sino en la lucha: ambas mujeres comparten una historia de altibajos, deseo de libertad y autodeterminación artística.
Además de cantar, Laferte debe actuar, bailar y asumir una rutina extenuante. Reconoce el desgaste físico y emocional, pero también el gozo: “lo estoy disfrutando”, dijo. Esta experiencia implica un aprendizaje: “Yo siempre soy la jefa… ahora tengo que obedecer”.
En lugar de esconderse detrás del personaje, Mon Laferte lo habita con autenticidad. “Estoy construyendo una Sally que tiene mucho de mí… esa chica que quería ser una estrella, que se iba de fiesta, que se sentía incomprendida”, afirmó. La estética cabaretera y femme fatale ya había sido explorada en su disco Femme Fatale y canciones como “Otra Noche de Llorar”, que funcionan como preludio emocional de este salto escénico.
Una apuesta artística con resonancia social
La producción no sólo regresa como clásico renovado: con figuras como Itatí Cantoral o Ilse Salas, se convierte en un espacio de diálogo intergeneracional sobre la identidad, el arte y la libertad. La participación de Laferte suma una dimensión feminista y culturalmente relevante al musical, atrayendo nuevas audiencias y consolidando su presencia como figura pop transgresora.
Con su ingreso al mundo de Cabaret, Mon Laferte redefine el cruce entre música, actuación y discurso identitario. Más que interpretar a Sally Bowles, la reinventa desde su historia y vulnerabilidad. Su participación ofrece no solo un acto escénico, sino una narrativa de valentía artística que resuena con las luchas contemporáneas por la autenticidad, la libertad creativa y la representación.
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