¿Cómo catorce mujeres originarias de la Sierra Tarahumara llegaron a poder representar a México en un evento deportivo mundial? La historia de las atletas rarámuris que competirán este año en Canadá es más que una nota deportiva. Es un testimonio de resistencia, talento y representación indígena en espacios internacionales que históricamente han sido excluyentes.

Este año marcará un nuevo capítulo en la visibilidad de los pueblos indígenas de México en el deporte internacional. Del 14 al 17 de agosto, Ottawa, Canadá, será sede de los Juegos Maestros Indígenas, un evento bienal que reúne a atletas rarámuris y de otras comunidades originarias del mundo para celebrar no solo la competencia deportiva, sino también el intercambio cultural y el orgullo por las raíces.
Este año, México enviará una delegación que incluye mujeres deportistas rarámuris, quienes competirán en disciplinas de atletismo y basquetbol. Ellas son: Graciela Rojas Carrillo, Mayra González Bautista, Gloria Quintero Hernández, María Dora Torres Fierro, Lorena Díaz Palma, Angélica Rufina González Fuentes, Verónica Contreras Jiménez, María Elena Cruz Corpus, Susana Rosario Gardea Carrillo, Elisa Fuentes Bustillos, Yerely Edith Rascón Rojas, Ana Leviña Guanapaña Salido, Patricia Olivas Flores, María Isidora Rodríguez González. Además de sus entrenadores Violeta Vanesa García Álvarez y Sergio Aurelio Hernández Domínguez.
Atletas rarámuris: mujeres que corren como resistencia
Estas atletas competirán en un entorno históricamente dominado por hombres. Su presencia reafirma que las mujeres rarámuris tienen un lugar legítimo en el ámbito deportivo global. No se trata solo de participar, sino de destacar: la presencia de estas extraordinarias deportistas significa una importante reivindicación y reapropiación de territorio.
Lejos de centros de alto rendimiento, su entrenamiento diario ocurre en los caminos de la montaña, donde correr forma parte de la vida cotidiana. Su presencia en un evento de talla mundial desafía estereotipos de género, origen étnico y acceso a oportunidades deportivas.
Una victoria política y cultural
La participación de estas mujeres indígenas no es solo una historia de esfuerzo físico, sino también un acto político. En un país donde las mujeres indígenas enfrentan barreras estructurales, ocupar espacios internacionales representa una forma de resistencia y afirmación. Corren no solo por ellas, sino por sus comunidades, por su cultura, por el derecho a soñar y triunfar.
Como parte del «Año de la Mujer Indígena» en México y en el marco de la Política Exterior Feminista, la Embajada de México en Canadá impulsó por primera vez la participación de un equipo femenil rarámuri de basquetbol, conformado por diez jugadoras. Esta acción subraya la importancia de abrir caminos con enfoque de género, equidad y justicia.
Inspiración para las nuevas generaciones
Estos logros deben verse no como excepciones, sino como el inicio de un cambio más amplio. El talento indígena y femenino tiene un lugar en el deporte nacional e internacional. Visibilizarlo es fundamental para que más niñas y jóvenes de comunidades originarias se reconozcan como protagonistas de su propio destino.
En Ottawa, estas corredoras no solo representarán a México. Representarán a todas las atletas rarámuris que corren no solo por una medalla, sino por defender su memoria y legado cultural, además de transformar el mundo, paso a paso.
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