¿Qué ocurre cuando una ilustración no solo adorna, sino que incomoda, abraza y convoca? La obra de Sofía Weidner deja esa pregunta abierta en cada trazo, instalación y palabra bordada. Esta artista feminista nacida en Ciudad de México en 1991 ha hecho del arte una herramienta ética y política para nombrar lo que muchas veces se silencia: el dolor, la injusticia y la resistencia de las mujeres.

Sofía Weidner no parte de una idea académica del arte, sino de una vivencia: la indignación que nace ante la violencia de género, los feminicidios y la impunidad. Su trabajo surge de ahí, de lo que arde, de lo que no se dice. Con técnicas como ilustración, bordado, óleo, crochet o guache, lleva a lo visible los procesos emocionales y sociales que atraviesan a muchas mujeres: el duelo, la angustia, la rabia y la sororidad.
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Su primera exposición individual, Musas Negras (Museo de la Ciudad de México, 2024), reunió 26 piezas que transformaron lo doméstico en espacio de denuncia. Una instalación en tela roja con la frase “No están solas” funciona como umbral: invita a entrar en una experiencia colectiva de memoria y reflexión.
Sofía Weidner y el arte como activismo
El arte de Weidner no busca complacer, sino interpelar. Un ejemplo claro es su ilustración con un útero florecido y la leyenda “Ante la violencia machista, autodefensa feminista”, creada para la marcha del 8M de 2020. Este gesto gráfico, directo y tierno a la vez, encarna su estilo: simple, cálido, pero cargado de fuerza política.
Aunque ha colaborado con marcas globales como Google, Nike o Cartier, su apuesta es otra: intervenir en lo público. Desde murales urbanos hasta redes sociales, Weidner busca que sus mensajes lleguen a quienes necesitan saber que no están solas. Ahí se ancla su activismo: en la potencia de lo colectivo y lo cotidiano.
El arte que abraza y cuestiona
Durante la inauguración de Musas Negras, Weidner afirmó: “Así como el feminismo devolvió dignidad a mi existencia, el arte también”. Esa doble pertenencia —al arte y al movimiento antipatriarcal— marca el sentido profundo de su obra. No se trata solo de representar, sino de transformar, de hacer del arte un espacio seguro, digno y compartido.
Sofía Weidner es más que una ilustradora: es una artista feminista que canaliza el dolor social en propuestas visuales que invitan a la acción, a la reflexión y a la empatía. En un contexto donde la violencia de género aún es ignorada por muchas instituciones, su trabajo es urgente. El arte, en sus manos, se convierte en lenguaje común para sanar y transformar.
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