El impedimiento de acceso a la crianza que deriva en actos de manipulación, daño emocional y físico es conocido como violencia vicaria.

Las relaciones de pareja son el contexto en el que se suele presentar más a menudo la violencia de género. A través del conocido “Violentómetro”, las personas que son potencialmente víctimas de relaciones abusivas pueden darse cuenta de las señales de alarma. Sin embargo, existe un tipo de abuso realizado a través de terceras personas que no es tan conocido.
La violencia vicaria es el término utilizado para denominar a las acciones que imposibilitan la crianza equitativa con el fin de poder manipular emocionalmente a la víctima. Desde amenazar con alejar a la madre de sus hijas e hijos, hasta insultarla en frente de ellos, la violencia vicaria afecta enormemente a las infancias al hacer de ellas un instrumento de maltrato.
Surgimiento del término
La palabra «vicaria» se refiere al contexto en que la persona vilentadora en este caso ejerce una función. La doctora Sonia Vaccaro, psicóloga forense, trabajadora en la salud mental desde 1981, fue quien nombró a este tipo de violencia. Vaccaro explica que el problema que hizo necesario el nombramiento de esta violencia es que el derecho penal se enfoca en la persecución del delito, y no los derechos de las víctimas, además de que la importancia de las infancias parecía ser menor que la de los adultos involucrados.
La psicóloga también enlista las consecuencias de la violencia vicaria. Por ejemplo, cuando una madre y sus hijos se ven en la necesidad de cambiar de domicilio, la falta de protección por parte de las leyes al tener que convivir debido a la potestad compartida, el no tener más opción que someterse a la voluntad del violentador, entre otras.
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