El pasado domingo 16 de febrero se anunció el fallecimiento de la famosa actriz, cantante y bailarina del Cine de Oro Mexicano.

Nacida el 3 de enero de 1932 en Washington, Estados Unidos, Yolanda Montes emigró a México siendo aún una niña, en 1945. Aunque desde temprana edad, y debido a su herencia tahitiana y del Congo, comenzó su amor por la danza, no fue sino hasta su debut en el cabaret Tívoli de la Ciudad de México que su fama comenzó a florecer.
A pesar de que su extraordinaria belleza le ayudó a capturar la atención del público, Yolanda Montes “Tongolele” destacó por su talento en la actuación, el canto y la danza, llegando incluso a las pantallas mediante su participación en el Cine de Oro Mexicano al lado de grandes figuras de su época, como Germán Valdés “Tin Tan”, así como el reconocido productor y guionista Gilberto Martínez Solares.
Pero el área en la que la artista sin duda destacó como pocas resultó ser la danza. En cada escenario que pisaba, su estilo único brillaba al combinar ritmos caribeños, africanos y tahitianos, que la convirtió en la mayor representante del baile exótico en México, llevándolo incluso al cine.
Tongolele y la controversia en el arte escénico femenino
El carácter polémico de Yolanda Montes se debió a los prejuicios de la época, pues al ser una artista de escenarios de la vida nocturna además de cine, desafió las normas sociales a las que las mujeres se veían sometidas (incluso un poco actualmente). Para entender mejor esto, es importante comprender el concepto de vedette.
Se trata de un término de origen francés utilizado para denominar a artistas escénicas con habilidades para el baile, el canto y la actuación. Especialmente, las vedettes se caracterizan por ser la figura principal en espectáculos de cabaret, lugares teatrales que a partir de los años treinta se caracterizaron por tener artistas femeninas con números cargados de sensualidad y danza. Aún en la contemporaneidad, los prejuicios a estos sitios y sus artistas mujeres siguen siendo vigentes, lo que hace necesario cuestionarnos y repensar como sociedad el por qué se estigmatiza a las mujeres que optan por explotar su sensualidad por fines artísticos.
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