En México existen organizaciones y espacios creados para orientar y brindar apoyo a mujeres en vulnerabilidad y víctimas de violencia de género. Los refugios y las casas de transición además de salvaguardar su seguridad las ayudan en su desarrollo social y profesional.

La administración de la presidenta Claudia Sheinbaum ha implementado muchas medidas y apoyos sociales para combatir problemas sociales, como la pobreza. Aunque éstos han comenzado a dar fruto, aún hay muchas mujeres que viven en situación de vulnerabilidad y violencia de género.
Es por esto que muchas fundaciones y organizaciones civiles se han dedicado a ofrecer espacios seguros para las mujeres y, en algunos casos, sus hijos. Los refugios y casas de transición para mujeres en situación de violencia son espacios fundamentales que brindan protección y seguridad a quienes han sido víctimas de agresiones. Estos centros ofrecen hospedaje, alimentación, vestido y calzado, así como atención médica integral y servicio de enfermería para garantizar el bienestar físico de las usuarias. Además, proporcionan asesoría jurídica y apoyo psicológico, esenciales para su recuperación emocional y el acceso a la justicia. A través de programas reeducativos y de capacitación laboral, las mujeres pueden desarrollar habilidades que les permitan reintegrarse plenamente en la vida social y económica. Asimismo, cuentan con una bolsa de trabajo que facilita su acceso a oportunidades laborales remuneradas, fortaleciendo así su autonomía y empoderamiento.
Por ejemplo, la Red Nacional de Refugios, una organización feminista, ofrece una línea de apoyo para mujeres víctimas de violencia. Su modelo de atención está diseñado para canalizar a quienes lo requieran a alguno de sus hogares temporales.
La importancia de los refugios y casas de transición
De acuerdo con cifras presentadas por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) de cada 100 mujeres que nacen en pobreza, 75 se quedan así toda su vida. Esta condición las hace más vulnerables al rezago educativo y les dificulta el acceso a la seguridad social. Sumado a esto, las mujeres en situación de pobreza se ven forzadas a permanecer en trabajos domésticos no remunerados.
En cuanto a la violencia de género, se calcula que el 70 por ciento de las mujeres de 15 años o más ha sufrido este tipo de violencia. Además, en 2021 la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) reportó que más del 14 por ciento de las mujeres de 60 años o más había sufrido de violencia de género doce meses previos a la encuesta.
Debido a cuestiones como la brecha de género y el miedo, muchas de las mujeres que viven violencia no salen de los ambientes tóxicos, pues se ven aferradas a la falsa seguridad, prefiriendo los maltratos antes que la incertidumbre, sobre todo porque muchas de ellas tienen infancias a su cargo. Por ello, es crucial dar difusión a los diferentes modelos de apoyo y refugios a los que pueden recurrir.
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