El Colectivo Cultural y Centro Ceremonial Casa Jaguar dedicó un mural a la activista defensora de las mujeres indígenas. La pintura muestra el rostro de Macedonia Blas, nominada al Premio Nobel de la Paz en 2005.

Mario Jaguar, líder del Colectivo Cultural y Centro Ceremonial Casa Jaguar, presentó un mural en homenaje a la activista Macedonia Blas. Este centro se dedica a la preservación y difusión de la memoria histórica y las tradiciones indígenas. El mural, una obra del pintor Eduardo Ruiz, rinde un tributo significativo a la labor de la activista.
El mural se puede apreciar en el municipio de Pedro Escobedo, Querétaro, específicamente en la calle 16 de Septiembre. La pintura captura el rostro de Macedonia Blas, adornado con un sombrero decorado con listones de colores, acompañado de mazorcas de maíz. Estos elementos reflejan su conexión con las raíces indígenas y su lucha por los derechos de las mujeres.
¿Quién es Macedonia Blas?
Nacida en 1970 en Querétaro, México, Macedonia es una reconocida activista y defensora de los derechos humanos de origen otomí (hñañú). En 2005, su incansable labor contra la violencia de género que afecta a las mujeres de su comunidad la llevó a ser nominada al Premio Nobel de la Paz. Desde 1997, lidera la asociación civil Fotzi Ñahño, que trabaja en el empoderamiento de las mujeres hñañús y en la erradicación de la violencia de género, buscando visibilizar las problemáticas que enfrentan las mujeres indígenas en México.
Su trabajo ha sido clave para promover políticas públicas más inclusivas y sensibles a las necesidades de las mujeres indígenas. Además, ha sido reconocida por su participación en diversas iniciativas que promueven la igualdad de género y la justicia social, trascendiendo fronteras y convirtiéndose en un referente para muchas mujeres. Su vida y obra son un testimonio de la resiliencia y fortaleza de las mujeres indígenas en su lucha por sus derechos y dignidad.
En el marco del Día Internacional de la Mujer y durante el Año de la Mujer Indígena, la trayectoria de Macedonia Blas subraya la necesidad urgente de reconocer y amplificar las voces de las mujeres indígenas en la búsqueda de justicia e igualdad. Su trabajo nos recuerda que el feminismo debe ser interseccional, teniendo en cuenta las realidades de quienes enfrentan múltiples formas de discriminación.
Honrar su labor y la de muchas otras mujeres indígenas significa no solo dar visibilidad a sus demandas, sino también tomar medidas concretas para garantizar su acceso a derechos fundamentales. La historia de Macedonia Blas Flores nos insta a reflexionar sobre la importancia de un movimiento que no deje a nadie atrás.
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