En 2025, a pesar de ciertos avances en la representación femenina, los hombres continúan dominando las posiciones de liderazgo público y político a nivel global. ¿Qué tan lejos hemos llegado en la lucha por la igualdad de género en la gobernanza y qué desafíos persisten?

La representación de las mujeres en cargos de liderazgo público sigue siendo una asignatura pendiente. Según la Unión Interparlamentaria y ONU Mujeres, solo el 25% de los países del mundo tienen a mujeres en las posiciones más altas del Estado. Más preocupante aún es que 106 países aún no han tenido una mujer presidenta. A nivel global, las mujeres ocupan apenas el 22.9% de los ministerios en la administración pública.
A pesar de este panorama desalentador, el caso de México destaca como un avance positivo. En 2024, Claudia Sheinbaum hizo historia al convertirse en la primera mujer presidenta del país, un paso importante para la igualdad de género en la política mexicana. Este logro podría inspirar a más mujeres a involucrarse en la toma de decisiones políticas y asumir roles de liderazgo.
Desafíos en la gobernanza y la representación política
A pesar de avances como el de Sheinbaum, existen importantes desafíos que persisten. En países como España, estudios han revelado que los políticos responden más a las demandas de los hombres que a las de las mujeres, especialmente cuando se trata de temas de igualdad de género. Esta brecha se amplía en áreas de gran importancia, como la economía y la defensa, donde las mujeres siguen siendo minorizadas.
Además, la distribución de los ministerios sigue mostrando un sesgo de género. Las mujeres tienden a liderar carteras relacionadas con áreas tradicionalmente femeninas, como igualdad o familia, mientras que tienen menos presencia en carteras clave como economía o defensa. Este patrón limita la influencia de las mujeres en las decisiones más cruciales para el desarrollo de una administración pública equitativa.
Hacia un cambio en el mando político
Si bien es evidente que las mujeres han logrado avances importantes en el liderazgo público, estos avances no son suficientes. Para lograr una verdadera igualdad de género en la gobernanza, es necesario implementar políticas públicas efectivas que promuevan una mayor inclusión y participación femenina en todos los niveles de decisión política. La paridad de género en los gabinetes, como el caso de algunos países, es un modelo a seguir, pero aún queda mucho por hacer.
En 2025, el liderazgo político sigue siendo en gran medida una esfera dominada por hombres, aunque se están logrando avances significativos, como el caso de Claudia Sheinbaum en México. A medida que los desafíos persisten, es fundamental que las instituciones políticas adopten medidas concretas para garantizar la igualdad de género en la gobernanza y la administración pública. Solo entonces podremos decir que hemos alcanzado un verdadero equilibrio en el mando político.
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