La violencia digital se ha convertido en una de las formas más prevalentes de agresión en la era moderna, especialmente dirigida hacia mujeres y personas de la comunidad LGTBI+. Pero, ¿sabías que este tipo de violencia es más complejo de lo que parece? Y lo más importante, ¿es un delito?

La violencia digital, también conocida como violencia virtual, abarca una amplia gama de abusos que ocurren a través de plataformas en línea, como redes sociales, mensajes de texto, correos electrónicos y aplicaciones de mensajería. Este tipo de violencia puede incluir el ciberacoso, el robo de datos personales, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento (también conocido como «porno venganza«), amenazas y la manipulación emocional mediante tecnologías. En muchos casos, las víctimas son mujeres, quienes se ven expuestas a un tipo de violencia que es tanto física como psicológica, pero a través de medios digitales.
Este fenómeno tiene un fuerte componente de género, pues las mujeres, en particular, son más propensas a sufrir acoso en línea, tanto en su vida personal como profesional. Según estudios realizados por organismos como ONU Mujeres, el 73% de las mujeres alguna vez fueron víctimas de alguna forma de violencia virtual.
¿Cómo se tipifica la violencia digital como delito?
Aunque se ha convertido en un problema cada vez más común, no todos los países han logrado incluirla como delito en sus legislaciones. Sin embargo, existen países que han dado pasos importantes para proteger a las víctimas y castigar a los agresores. En América Latina, países como México y Argentina la han tipificado dentro de sus leyes de violencia de género.
En México, por ejemplo, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia fue reformada en 2019 para incluir explícitamente la violencia virtual. Esta modificación permite que los agresores sean sancionados por delitos relacionados con la violencia virtual, como la difusión no consensuada de imágenes íntimas o el acoso cibernético.
Por su parte, en España, la Ley de Protección de la Infancia y la Adolescencia también ha incluido sanciones por acoso digital y abuso a través de tecnologías. A nivel internacional, iniciativas como la Convención de Estambul han subrayado la importancia de reconocerla y sancionarla dentro de los marcos legales existentes.
¿Por qué es importante hablar de esta violencia?
Hablar de violencia virtual es fundamental para comprender que este tipo de agresión no es menos grave que la violencia física. Además, la tecnología ha permitido que la violencia de género adopte formas nuevas, desafiando las leyes tradicionales de protección. Por ello, es esencial seguir promoviendo una legislación más robusta y campañas de concientización que sensibilicen a la sociedad sobre la seriedad de este tipo de violencia.
Si bien las leyes están avanzando en algunos países, aún queda mucho por hacer para asegurar que todas las mujeres y personas vulnerables puedan navegar en línea sin miedo a ser víctimas de agresión. La concientización es el primer paso para erradicar este mal.
La violencia digital es una de las nuevas caras de la violencia de género, que afecta a millones de personas alrededor del mundo. Aunque ya está tipificada como delito en varios países, aún se necesita un esfuerzo global para erradicarla y proteger a las víctimas.
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