¿Has notado que, aunque comas sano y hagas ejercicio, esa pancita en el abdomen bajo sigue ahí? No estás sola. Muchas mujeres experimentan lo mismo y no es falta de esfuerzo: hay una explicación biológica detrás. Entenderla puede cambiar por completo tu relación con tu cuerpo. Te contamos sobre la función de la grasa abdominal en el cuerpo femenino.

La acumulación de grasa abdominal en las mujeres no es un error del cuerpo. De hecho, cumple funciones esenciales. Esa barriga que a veces criticamos tanto tiene un propósito: proteger órganos internos, regular procesos metabólicos y contribuir al equilibrio hormonal.
Durante los años reproductivos, las hormonas sexuales femeninas, como los estrógenos, favorecen el almacenamiento de grasa en zonas como las caderas, los muslos y el abdomen bajo. Esto no es un capricho de la biología: es una forma de preparación del cuerpo para posibles embarazos y para asegurar energía en etapas de alta demanda fisiológica.
¿Qué pasa con la grasa abdominal durante la menopausia?
Con la llegada de la menopausia, los niveles de estrógenos disminuyen. Como respuesta, el cuerpo puede empezar a redistribuir la grasa, acumulándola con más frecuencia en el área abdominal. Es un cambio natural, pero puede generar incomodidad si no entendemos por qué ocurre.
¿Sabías que la grasa es un órgano activo?
Pocas veces se habla de esto, pero el tejido adiposo no es solo almacenamiento. Es un órgano endocrino que secreta sustancias llamadas adipocinas, que participan en la regulación del metabolismo, la respuesta inflamatoria y la sensibilidad a la insulina. Es decir, un nivel saludable de grasa abdominal es necesario para que tu cuerpo funcione correctamente.
¿Entonces está bien tener pancita?
Sí, dentro de ciertos rangos saludables, tener pancita no solo es normal, sino también útil para tu bienestar. El problema aparece cuando hay un exceso que puede alterar funciones corporales o generar riesgos cardiovasculares. Pero eliminar por completo la grasa del abdomen bajo no es realista ni deseable.
La clave está en mantener un estilo de vida equilibrado, con movimiento regular, alimentación nutritiva y descanso adecuado. No se trata de luchar contra tu cuerpo, sino de entender cómo funciona y cuidarlo desde el respeto. Aceptar que tu cuerpo cumple funciones más allá de lo estético es un acto de autocuidado radical. Y tal vez ahora mires tu grasa abdominal con otros ojos: no como un defecto, sino como una parte vital de tu salud. ¿Y si empezamos a preguntarnos menos “cómo me veo?” y más “cómo me siento y qué necesita mi cuerpo hoy?”
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