¿Cómo puede una niña de solo 12 años impactar la vida de cientos de personas sin hogar usando la tecnología? La historia de Rebecca Young es prueba de que la empatía, combinada con creatividad y acción, puede convertirse en una solución concreta frente a una de las problemáticas más urgentes de nuestras ciudades: el sinhogarismo.

La idea de Rebecca Young no nació en un laboratorio ni en un aula universitaria. Surgió caminar por las calles de Glasgow, Escocia, donde observó a personas durmiendo a la intemperie durante el invierno. Ese impacto emocional se convirtió en la chispa que encendió su proyecto. Éste consiste en una manta con calefacción solar integrada a una mochila, pensada específicamente para brindar calor a personas en situación de calle.
Este invento, simple en su concepción pero potente en su propósito, utiliza paneles solares para almacenar energía que se transforma en calor, proporcionando abrigo durante las noches frías. El diseño portátil y funcional hace que pueda ser transportado fácilmente como una mochila, sin estigmatizar ni complicar su uso.
Rebecca Young: La niña inventora que desafía estereotipos
En un contexto donde la innovación suele estar asociada a figuras adultas, masculinas y privilegiadas, la estudiante escocesa rompe con todas esas imágenes preconcebidas. Su participación en el concurso nacional de ingeniería Primary Engineer MacRobert Medal fue destacada entre más de 70,000 propuestas, recibiendo una Medalla de Plata y una Medalla de Elogio por voto popular.
Su éxito no solo representa un triunfo personal, sino que también pone sobre la mesa la necesidad de fomentar vocaciones científicas y tecnológicas en niñas, con perspectiva de justicia social. La empresa de ingeniería Thales, al desarrollar un prototipo basado en su diseño y considerar su producción y patentamiento, valida aún más el impacto potencial de su invento.
Rebecca Young debe ocupar espacios de difusión, no como una historia excepcional, sino como una muestra de lo que ocurre cuando se permite a niñas y adolescentes imaginar soluciones reales a los problemas que las rodean. Su proyecto, lejos de ser una curiosidad, es una propuesta concreta que articula tecnología, solidaridad y compromiso social.
Más allá del nombre: otras figuras con historias similares
Es importante no confundir a esta niña inventora con otras mujeres del mismo nombre, como Rebecca (Flower) Young, fabricante de banderas durante la Revolución Americana, o Becky Schroeder, quien también inventó a los 12 años una hoja luminiscente para escribir en la oscuridad.
La historia de Rebecca Young es mucho más que un logro puntual: es un llamado a apoyar a las nuevas generaciones con sensibilidad social, visión crítica y herramientas para actuar. ¿Qué otras soluciones están esperando nacer en la mente de una niña que, como Rebecca, decide mirar el mundo con empatía y actuar en consecuencia?
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