¿Qué hizo que María Félix, más allá del cine, se convirtiera en un símbolo de poder femenino y rebeldía en una época que esperaba silencio y sumisión de las mujeres? Hoy, 8 de abril, recordamos su nacimiento y su partida. Un ciclo que se cerró en la misma fecha, pero cuya huella sigue latiendo en la historia cultural de México y del mundo.

Nacida en Álamos, Sonora, en 1914, María Félix creció en una familia de once hermanos. Desde muy joven, demostró una personalidad fuerte y determinada. A los 17 años se casó y tuvo a su único hijo, pero el matrimonio terminó en 1938. Ese fue el inicio de una nueva etapa: se mudó a la Ciudad de México y entró a un mundo que no estaba preparado para una mujer como ella.
Su debut en el cine llegó en 1942 con El Peñón de las Ánimas, pero fue un año después, con Doña Bárbara, que su figura se consolidó como la de «La Doña«, una mujer imponente que no se dejaba dominar. No fue casualidad: el personaje parecía escrito para ella.
El rostro de una época: la diva de México
Durante la Época de Oro del cine mexicano, María Félix protagonizó películas que hoy son referentes, como La devoradora, Enamorada y Río Escondido. Su talento y belleza eran innegables, pero fue su actitud—orgullosa, irreverente, sin miedo a romper moldes—lo que la convirtió en la diva de México.
No solo brilló en México. Su carrera la llevó a filmar en Francia, Italia, España y Argentina. Fue una mujer global, admirada tanto por su arte como por su estilo, llegando a ser musa de casas de moda como Dior y Cartier.
Más allá del glamour: María Bonita, una mujer que no pidió permiso
Aunque el apodo de «María Bonita» viene de la canción que Agustín Lara compuso para ella, su vida fue todo menos decorativa. Se casó cuatro veces, pero nunca fue definida por sus parejas. Exigía respeto, hablaba sin filtro y desafiaba las convenciones. En un mundo machista, usó su fama para subvertir las reglas y mostrarse como una mujer que no pedía permiso para ser quien era.
Recordarla hoy no es solo un ejercicio nostálgico. Es reconocer a una mujer que, sin proclamarse feminista, vivió como tal en cada elección que tomó. En tiempos donde las mujeres eran retratadas como sumisas o accesorias, María Félix encarnó fuerza, deseo, inteligencia y autonomía.
María Félix: Un ícono que no se apaga
La diva de México murió el 8 de abril de 2002, el mismo día que nació, a los 88 años. Pero su figura sigue viva en la cultura popular, en la moda, en el arte, y en la memoria colectiva de un país que aún necesita referentes de mujeres poderosas, libres e irreverentes.
Hoy, al recordar a «La Doña», no solo celebramos a una actriz. Celebramos a una mujer que se hizo a sí misma, que nunca bajó la voz y que, con cada paso, abrió camino para muchas otras.
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