¿Por qué un gesto tan simple como pintarse los labios puede resultar tan provocador? El labial rojo no es solo un cosmético: es una declaración. Ha desatado admiración, censura y resistencia a lo largo de la historia. Y lo sigue haciendo.

El viaje del labial rojo comienza en las civilizaciones antiguas. En Mesopotamia, las mujeres trituraban piedras semipreciosas para adornar sus labios. En Egipto, Cleopatra mezclaba escarabajos carmín y hormigas para lograr un rojo intenso. No era solo belleza: era poder.
Pero en la Antigua Grecia, los labios rojos pasaron de ser un adorno real a un estigma. Las trabajadoras sexuales estaban obligadas por ley a llevarlos, marcando sus cuerpos como territorio regulado. El color que antes empoderaba, ahora se usaba para controlar.
Estigma, poder y glamour
Durante la Edad Media, la Iglesia consideró el maquillaje una señal de pecado. El rojo en los labios fue vinculado con la herejía y el deseo “inmoral”. Sin embargo, el Renacimiento cambió el juego: Isabel I de Inglaterra lo transformó en símbolo de estatus y sofisticación.
Ya en el siglo XX, el labial rojo se convirtió en una herramienta de activismo. Las sufragistas lo usaron durante las protestas por el voto femenino. En plena calle, frente a una sociedad que pretendía silenciarlas, sus bocas eran imposibles de ignorar.
De Hollywood a la protesta feminista
El cine lo catapultó al imaginario colectivo: Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor lo convirtieron en sinónimo de sensualidad y glamour. Pero no todo era espectáculo. El rojo en los labios seguía siendo un acto político.
En 2019, miles de mujeres en Chile lo usaron durante las protestas contra la violencia de género. No fue un gesto estético. Fue una forma de decir: “Estoy aquí. No me callo”. Ese mismo labial carmesí que una vez decoró a una reina, ahora ardía como señal de resistencia.
Labial rojo: identidad, expresión y desafío
Hoy, pintarse los labios de rojo puede ser tan cotidiano como salir a trabajar o tan poderoso como marchar en una protesta. Este color encarna siglos de historia: de sometimiento y rebeldía, de belleza y poder.
El labial rojo no es solo un tono. Es una forma de ocupar el espacio, de hablar incluso sin decir palabra. Su historia no ha terminado, porque cada vez que alguien lo usa, reescribe un poco más su significado.
¿Y tú? ¿Qué historia estás contando con tus labios rojos?
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