¿Por qué todavía se espera que una mujer sea más cuidadora que líder o que un hombre no exprese emociones? Estas ideas no nacen con nosotras y nosotros: se aprenden. Para entender por qué persisten, primero hay que comprender qué son los roles de género y cómo se construyen.

Los roles de género son un conjunto de normas, comportamientos y expectativas sociales que dictan cómo deben actuar, sentir o incluso vestir las personas, según el sexo que se les asignó al nacer. No están basados en la biología, sino en construcciones sociales que varían según la cultura, la época y el contexto.
Según la UNESCO, estos roles son “formas socialmente asignadas de comportamiento y responsabilidades que se consideran apropiadas para hombres y mujeres”. No nacemos con ellos: los aprendemos desde la infancia a través de la familia, la escuela, los medios de comunicación y otros entornos sociales.
Estereotipos y desigualdad: el otro lado de los roles
Los roles de género están estrechamente ligados a los estereotipos, ideas simplificadas que limitan el potencial de las personas. Por ejemplo, la creencia de que los hombres son racionales y las mujeres emocionales, o que ellas deben encargarse del hogar mientras ellos proveen económicamente.
Estos estereotipos refuerzan desigualdades estructurales. De acuerdo con ONU Mujeres, los roles tradicionales de género son uno de los principales factores que perpetúan la violencia contra las mujeres, la brecha salarial y la falta de representación femenina en puestos de liderazgo.
¿Qué pasa cuando rompemos con los roles de género?
Cuestionar los roles no significa rechazar lo femenino o lo masculino, sino ampliar las posibilidades para todas las personas. Significa permitir que una niña sueñe con ser astronauta y que un niño exprese tristeza sin ser juzgado. Significa, también, construir una sociedad más libre, justa y equitativa.
Instituciones como CEPAL y la OMS han destacado la necesidad de erradicar los roles de género rígidos como paso esencial hacia la igualdad. Además, fomentar la educación en igualdad desde edades tempranas ayuda a disminuir los prejuicios y promover la equidad. Comprender qué son los roles de género nos da herramientas para identificarlos, cuestionarlos y transformarlos. No son reglas naturales ni inmutables: son acuerdos sociales que podemos cambiar.
Desafiar las expectativas impuestas por estos roles es parte de un proceso de emancipación personal y colectiva. La pregunta que queda abierta es: ¿qué harías diferente si el género no te impusiera límites?
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