¿Es posible ejercer liderazgo sin reproducir las lógicas del poder patriarcal? Esta pregunta no es nueva, pero hoy cobra fuerza en contextos donde cada vez más mujeres acceden a posiciones de poder. Si te interesa entender qué es el liderazgo feminista, cómo se diferencia del modelo tradicional y por qué es fundamental en la política con perspectiva de género, aquí te lo explicamos.

El liderazgo feminista no se basa en la imposición, la jerarquía o el control, sino en la horizontalidad, la colaboración y el cuidado colectivo. Se enfoca en transformar las estructuras de poder, no solo en ocuparlas. Como señala la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID), este liderazgo “pone en el centro la justicia, el bienestar y la sostenibilidad”, cuestionando la concentración de poder y promoviendo la equidad.
Tradicionalmente, el poder se ha entendido como dominación. Desde el feminismo, se replantea como capacidad para transformar, tanto relaciones como estructuras. Esto implica revisar cómo se toman decisiones, quién tiene la voz, cómo se distribuyen los recursos y qué formas de violencia se normalizan en nombre del liderazgo.
Un ejemplo claro está en el trabajo de la politóloga feminista Marcela Lagarde, quien ha señalado que el poder feminista es “una ética del cuidado, de la sororidad y del respeto a la diversidad”, en contraste con el poder patriarcal centrado en la competencia y el control.
Casos concretos de política feminista
En América Latina, experiencias como la Paridad de Género en México, lograda tras las reformas constitucionales de 2019, muestran cómo los movimientos feministas han impulsado transformaciones estructurales. Sin embargo, como advierte el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), “tener más mujeres en el poder no siempre garantiza una política feminista, si no se actúa desde una verdadera perspectiva de género”.
¿Cómo se ve un liderazgo feminista en la práctica?
- Escucha activa y diálogo horizontal.
- Distribución del poder y toma de decisiones colectiva.
- Autocuidado y cuidados compartidos como base de la acción política.
- Compromiso ético con la justicia social y los derechos humanos.
El liderazgo feminista propone una ruptura con los modelos tradicionales, sin replicar las violencias del sistema que critica. Es una práctica política basada en la coherencia entre fines y medios. En tiempos donde la representación crece pero las estructuras persisten, repensar el poder desde el feminismo no es un lujo, sino una necesidad.
¿Y tú? ¿Cómo ejerces tu propio poder en lo cotidiano? El liderazgo feminista comienza en lo micro, y se construye colectivamente.
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