¿Por qué tantas niñas con talento dejan de participar en clase o abandonan roles de liderazgo desde la adolescencia? Esta pregunta inquietante tiene una raíz profunda: el bullying sexista. Aunque suele invisibilizarse, sus efectos son duraderos y afectan no solo la autoestima, sino también el potencial de liderazgo de las niñas y adolescentes. A continuación, exploramos cómo y por qué sucede, con base en datos confiables y perspectiva feminista.

El bullying sexista es una forma de acoso escolar que se basa en estereotipos de género. No se limita a la violencia física o verbal: incluye burlas por no ajustarse a “lo que se espera de una niña” o descalificaciones por destacar académicamente.
Según datos presentados en 2019 por la UNESCO, este tipo de violencia afecta al 25 por ciento de las niñas en entornos escolares, especialmente a quienes rompen moldes tradicionales.
Impacto del bullying sexista en la autoestima de niñas y adolescentes
Uno de los efectos más inmediatos del bullying en razón de género es la erosión de la autoestima. Estudios como el informe “The Confidence Gap” de 2023 muestran que el 70 por ciento de las niñas entre 11 y 21 años se sienten menos seguras de sí mismas después de experimentar acoso relacionado con su género.
Esta baja autoestima puede derivar en aislamiento, disminución del rendimiento escolar y abandono de actividades extracurriculares, como deportes, debates o liderazgo estudiantil. Es decir, las niñas comienzan a replegarse para evitar ser blanco de críticas, afectando así su desarrollo personal y académico.
Liderazgo femenino: cuando el talento se silencia
Uno de los costos más altos del bullying sexista es la pérdida de potencial de liderazgo. Muchas niñas, al enfrentarse a comentarios como “mandona” o “exagerada” por asumir roles activos, interiorizan que su voz no tiene lugar en espacios de poder.
Según el informe “Barriers and Bias: The Status of Women in Leadership” del American Association of University Women, estas experiencias tempranas contribuyen a la subrepresentación femenina en posiciones de liderazgo en la adultez. Es decir, el acoso escolar tiene consecuencias que persisten mucho más allá del aula.
¿Cómo prevenir y transformar esta realidad?
La prevención del bullying en razón de género exige cambios estructurales en los entornos educativos. Programas de educación con perspectiva de género, formación docente y protocolos claros de actuación pueden hacer la diferencia. Iniciativas como “Educando en Igualdad” del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, España han mostrado mejoras significativas en la prevención del acoso escolar sexista.
Visibilizar el bullying sexista es un paso crucial para cambiar el futuro de miles de niñas. No es solo una cuestión de bienestar emocional, sino de justicia y equidad. Si dejamos que el miedo silencie a las líderes del mañana, ¿quiénes ocuparán los espacios de decisión?
Sigue leyendo:
| Día Mundial Contra el Bullying: cuando el acoso escolar se convierte en violencia de género
| Ciberbullying: una forma de violencia digital que afecta principalmente a niñas y mujeres