¿Cómo puede la esperanza convertirse en una herramienta de resistencia frente al negacionismo científico y la crisis climática? La reconocida bióloga marina Nancy Knowlton plantea una respuesta clara: no rendirse, y actuar. Su reciente pronunciamiento frente a los retrocesos ambientales en Estados Unidos ha resonado con fuerza en la comunidad científica internacional, y también entre quienes luchan por una ciencia comprometida con el bien común.

Durante su intervención en el Festival Starmus, en las Islas Canarias, Nancy Knowlton —referente del Instituto Smithsonian— expresó su “profunda preocupación” por el debilitamiento del sistema científico en Estados Unidos, en especial durante el gobierno de Donald Trump. La científica calificó la situación de “horrorosa” y con consecuencias que van más allá de las fronteras del país.
Knowlton denunció el impacto de estas políticas en la biodiversidad marina, advirtiendo que el desmantelamiento institucional pone en riesgo décadas de trabajo en conservación y sostenibilidad. Para ella, lo que ocurre en Estados Unidos no es un problema aislado, sino un reflejo global del retroceso en derechos ambientales y acceso al conocimiento científico.
Ciencia con ciudadanía de Nancy Knowlton: un llamado ético
Lejos de una posición técnica o neutral, Nancy Knowlton hizo un llamado a que la comunidad científica se pronuncie “no solo como experta, sino como ciudadana”. Subrayó la importancia de asumir un rol activo frente a los retrocesos políticos y ambientales, defendiendo la ciencia como un pilar democrático.
Esta postura se alinea con un enfoque ético de la ciencia, que reconoce su responsabilidad social. Knowlton no solo analiza los problemas: propone caminos para enfrentarlos con esperanza y acción colectiva.
Optimismo oceánico: resistir desde lo posible
Pese a la gravedad del momento, Knowlton impulsa el movimiento “Optimismo oceánico”, que busca visibilizar logros en conservación marina como fuente de inspiración. En lugar de caer en el pesimismo paralizante, promueve centrarse en soluciones reales, incluso en contextos con recursos limitados, como Kenia o Tanzania.
Desde su perspectiva, hablar solo de problemas puede conducir a la apatía. En cambio, poner en valor los avances ayuda a sostener el impulso necesario para enfrentar la crisis climática de forma colectiva y sostenida. El pronunciamiento de Nancy Knowlton no es solo una advertencia, sino un llamado urgente a proteger la ciencia y el planeta.
En tiempos de retrocesos políticos, su mensaje recuerda que el conocimiento debe estar al servicio de la vida, y que el activismo también tiene lugar en los laboratorios, en las aulas y en la divulgación pública. Su ejemplo es clave para entender cómo la ciencia puede ser una herramienta de transformación y resistencia.
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