En México, la violencia de género en el aula es vivida también por las maestras. Afecta su bienestar y desempeño profesional. Esta problemática, aunque a menudo invisibilizada, tiene profundas implicaciones en el ámbito educativo y en la vida de las docentes.

Las maestras pueden ser víctimas de diversas formas de violencia de género en el aula. Éstas incluyen la psicológica, física, sexual y patrimonial. Estas manifestaciones de violencia no solo provienen del entorno escolar, sino también de factores externos que impactan su labor docente. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la violencia psicológica es la más prevalente entre las mujeres en México, seguida de la sexual y la física.
La violencia de género en el aula se manifiesta a través de estereotipos, discriminación y acoso, afectando tanto a estudiantes como a docentes. Las maestras pueden enfrentar cuestionamientos sobre su autoridad, menosprecio de sus capacidades y exclusión de espacios de toma de decisiones. Estos factores contribuyen a un ambiente laboral hostil y limitan su desarrollo profesional.
Impacto en la salud y el desempeño profesional de la violencia de género en el aula
La violencia de género contra maestras tiene consecuencias significativas en su salud mental y física. El estrés constante, la ansiedad y la depresión son comunes entre las docentes que enfrentan estas situaciones. Además, la violencia puede llevar a una disminución en la calidad de la enseñanza y a una mayor rotación del personal docente.
Medidas para prevenir y atender la violencia
Es fundamental implementar políticas y protocolos claros para prevenir y atender la violencia de género en el ámbito educativo. La capacitación en perspectiva de género para todo el personal escolar, la creación de espacios seguros para denunciar y la promoción de una cultura de respeto e igualdad son pasos esenciales. Organismos como la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM han desarrollado materiales y programas para abordar esta problemática.
La violencia de género contra maestras es una realidad que requiere atención urgente. Reconocer y abordar esta problemática es esencial para garantizar un entorno educativo seguro y equitativo para todas las personas. La implementación de medidas efectivas y la promoción de una cultura de igualdad son pasos fundamentales hacia este objetivo.
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