¿Sabías que la fertilidad también es una cuestión de derechos humanos y no solo un tema médico o de maternidad? Cada 4 de junio se conmemora el Día Mundial de la Fertilidad, una fecha que va más allá de la capacidad de concebir: busca visibilizar el acceso igualitario a la salud reproductiva, romper estigmas y recordar que la autonomía corporal incluye el derecho a decidir sobre si queremos o no tener hijas o hijos, cuándo y con quién.

El Día Mundial de la Fertilidad fue establecido en 2009 por la International Fertility Association (IFA). La elección del 4 de junio tiene un significado simbólico: el “4-6” representa los días que un embrión humano puede vivir antes de implantarse en el útero. Este breve pero crucial periodo es un símbolo de esperanza para millones de personas que buscan formar una familia.
Según la Organización Mundial de la Salud, la infertilidad afecta a una de cada seis personas en edad reproductiva en el mundo y es considerada una enfermedad. Pero aún hoy, muchas de quienes la padecen enfrentan silencios, prejuicios y un sistema médico poco accesible o sensibilizado.
Fertilidad y salud reproductiva: mucho más que reproducción
La fertilidad no debe ser vista solo desde la lógica de la procreación. En el centro está el derecho a una salud reproductiva integral, lo que implica acceso a información, atención médica oportuna, tratamientos inclusivos y, sobre todo, decisiones libres y conscientes sobre el propio cuerpo.
Hay múltiples factores que afectan la fertilidad: tabaquismo, consumo de alcohol, estrés crónico, obesidad, contaminación ambiental e incluso causas genéticas (que representan alrededor del cuarenta por ciento de los casos). La educación y la prevención son clave, pero también lo es entender que no todo se resuelve con voluntad personal o cambios en el estilo de vida.
Hablemos de autonomía corporal y derecho al placer
En un enfoque feminista, hablar de fertilidad implica hablar también de autonomía corporal. Es decir, la capacidad de decidir sobre nuestros cuerpos sin imposiciones sociales, religiosas o médicas. Esto incluye tanto el derecho a la maternidad deseada como el derecho a no maternar.
Además, no podemos desvincular la fertilidad del placer sexual, aún muy invisibilizado en los discursos médicos tradicionales. La salud sexual también es salud reproductiva, y ambas deben abordarse desde una mirada integral, informada y libre de tabúes.
Día Mundial de la Fertilidad: romper el silencio, ampliar los derechos
El Día Mundial de la Fertilidad es una oportunidad para transformar la narrativa sobre la infertilidad: dejar de verla como una falla personal y entenderla como una condición que merece atención médica, empatía social y políticas públicas con perspectiva de género.
Desde el feminismo con conciencia social, defendemos el derecho a una salud reproductiva digna, respetuosa y centrada en la decisión de cada persona. Porque hablar de fertilidad es también hablar de justicia social.
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