¿Cómo una bailarina mexicana logró transformar la danza tradicional en un símbolo de identidad nacional reconocido a nivel mundial? Para entender el impacto del Ballet Folklórico de México, es imprescindible conocer a su creadora: Amalia Hernández, una figura clave en la historia cultural del país.

Amalia Hernández, nacida el 19 de septiembre de 1917 en Ciudad de México, creció en un entorno familiar que valoraba profundamente las artes. Desde muy joven sintió una fuerte atracción por la danza. Estudió en la Escuela Nacional de Danza bajo la dirección de Nellie Campobello, una de las primeras mujeres en impulsar el ballet en México, y más tarde perfeccionó su técnica en la School of American Ballet en Nueva York.
Sin embargo, su vocación no era replicar estilos ajenos, sino construir uno propio. Así comenzó su búsqueda por una expresión dancística que reflejara el alma mexicana, integrando el rigor del ballet clásico con la riqueza del folclore nacional.
Una revolución desde los escenarios
En 1952, con apenas ocho bailarines, Amalia Hernández fundó el Ballet Folklórico de México. Su objetivo era claro: mostrar al mundo la belleza, fuerza y diversidad de la danza mexicana. Solo siete años después, su compañía ya contaba con 50 integrantes y representaba al país en los Juegos Panamericanos de Chicago.
Desde 1960, el grupo se presenta de forma permanente en el Palacio de Bellas Artes, convirtiéndose en un emblema de la cultura nacional. A lo largo de su carrera, esta bailarina y coreógrafa mexicana creó más de 70 coreografías que rescatan y reinterpretan las danzas tradicionales de México con una mirada innovadora, sin perder su raíz.
El legado de Amalia Hernández trasciende el tiempo
Amalia Hernández no solo rompió moldes en la danza: también abrió camino para que las mujeres tuvieran un rol protagónico en la creación artística. En un medio históricamente dominado por visiones masculinas, ella impuso una estética propia, cuidando tanto la precisión técnica como el mensaje político y cultural de sus obras.
En 1992 recibió el Premio Nacional de las Artes en la categoría de Bellas Artes. Su fallecimiento en el año 2000 no detuvo el impacto de su trabajo. El Ballet Folklórico de México sigue en activo, formando nuevas generaciones y presentándose en los principales escenarios del mundo. Hoy, hablar de Amalia Hernández es hablar de resistencia cultural, innovación artística y feminismo desde la creación. Su historia nos recuerda que el arte también es una forma de lucha, y que la danza puede ser una manera poderosa de contar quiénes somos.
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