¿Por qué las mujeres parecen más ansiosas que los hombres en nuestro tiempo? La pregunta no se responde con una diferencia biológica, sino con datos duros y contextos estructurales. En México, la ansiedad afecta desproporcionadamente a las mujeres, no por debilidad, sino por una combinación de violencia, sobrecarga emocional y desigualdad. Aquí exploraremos cómo la ansiedad tiene rostro de mujer y qué está detrás de este padecimiento silenciado.

Según la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado de 2021(ENBIARE, INEGI), las mujeres reportan mayores niveles de malestar emocional que los hombres. El 34.5% de las mexicanas dijo sentirse deprimida o sin esperanza durante varios días a la semana, mientras que sólo el 25.2 por ciento de los hombres lo expresó.
El Instituto Nacional de Psiquiatría señala que las mujeres tienen el doble de probabilidad de desarrollar trastornos de ansiedad. Además, un estudio de 2022 del Instituto Nacional de Salud Pública documentó que este problema es uno de los principales motivos de consulta psicológica entre mujeres jóvenes en México.
¿Por qué las mujeres son más vulnerables a la ansiedad?
La ansiedad en mujeres no surge de la nada. Está profundamente ligada a la carga mental y emocional que enfrentan a diario:
- Dobles y triples jornadas: Las mujeres siguen siendo responsables del 75.1 por ciento del trabajo de cuidados no remunerado en México . Esto significa jornadas interminables entre empleo, hogar, crianza y cuidados a personas mayores.
- Violencia de género: Más del 60 por ciento ha vivido algún tipo de violencia, incluyendo la emocional, que mina la autoestima y genera un estado permanente de alerta.
- Presión social e idealización del sacrificio: La cultura mexicana sigue exaltando el papel de la mujer que “puede con todo”, sin espacios para el autocuidado o la expresión emocional sin juicio.
La brecha emocional y el silencio impuesto
Hablar de este padecimiento mental en mujeres es hablar también de la brecha emocional: esa diferencia no vista entre lo que sienten y lo que se les permite expresar. Muchas veces, los síntomas son minimizados o confundidos con “dramatismo”, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento.
Sumado a esto, el acceso a servicios de salud mental con enfoque de género es limitado. Apenas el 2 por ciento del presupuesto de salud en México se destina a salud mental, y dentro de ese mínimo, las mujeres enfrentan estigmas, altos costos o desinformación.
¿Qué podemos hacer?
El problema no se cura con frases motivacionales. Se requiere:
- Atención psicológica accesible y con perspectiva de género.
- Políticas públicas que reconozcan el impacto emocional de las desigualdades.
- Campañas de sensibilización que desestigmaticen el sufrimiento emocional femenino.
Reconocer que la ansiedad tiene nombre de mujer es el primer paso. No estamos exagerando ni somos débiles. Estamos cansadas de vivir en un sistema que exige demasiado y cuida poco. Hablarlo es empezar a sanarlo.
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