¿Por qué, en pleno siglo XXI, una medalla olímpica no vale lo mismo si la gana una mujer? Aunque las atletas han demostrado una y otra vez su talento y compromiso, siguen enfrentando una realidad desigual. La brecha salarial en el deporte no es solo una cuestión económica, sino también una expresión de desigualdad estructural que atraviesa al mundo deportivo. ¿Qué hay detrás de esta disparidad persistente?

Las cifras hablan por sí solas. En disciplinas como el fútbol, la diferencia es abismal: según el Instituto de las Mujeres de España, la brecha salarial en el deporte entre mujeres y hombres alcanza un 744 por ciento. Pero este fenómeno no se limita a ese deporte. En el baloncesto, el atletismo y otras disciplinas, las mujeres también ganan considerablemente menos que sus pares varones, aun cuando sus logros y esfuerzo son equiparables.
Una de las razones clave de la brecha salarial en el deporte es la falta de visibilidad del deporte femenino. La cobertura mediática desigual limita la llegada a nuevos públicos, reduce el interés de patrocinadores y restringe las oportunidades económicas de las atletas. Este círculo vicioso refuerza la idea de que el deporte femenino “vende menos”, ignorando el papel central de los medios en generar valor simbólico y económico.
Subrepresentación en la toma de decisiones: factor que contribuye a la brecha salarial en el deporte
La brecha de género también se expresa en la falta de mujeres en cargos directivos, cuerpos técnicos y espacios de poder dentro del deporte. Estudios muestran que los espacios de liderazgo siguen ocupados mayoritariamente por hombres, lo que impide que se prioricen políticas de igualdad real. Sin representación, no hay transformación.
A pesar de los obstáculos, hay avances. Un ejemplo emblemático es el del equipo nacional femenino de fútbol de Estados Unidos, que ganó una batalla legal por la igualdad salarial en 2022. Este logro no solo fue simbólico, sino también un precedente jurídico y cultural que visibilizó una lucha histórica en el deporte.
El desafío pendiente
Eliminar la brecha salarial en el deporte requiere algo más que discursos: hacen falta políticas públicas, compromiso institucional, medios con perspectiva de género y patrocinadores que apuesten por la equidad. No se trata solo de justicia económica, sino de reconocer el valor, la dignidad y el derecho de todas las personas a competir y ser reconocidas en igualdad de condiciones.
Hablar de la brecha de género en el deporte es hablar de una deuda histórica que aún está pendiente. Cerrarla es un paso necesario hacia un modelo deportivo justo, inclusivo y verdaderamente representativo.
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