¿Por qué ciertos peinados son celebrados en unas personas y estigmatizados en otras? La respuesta va más allá de la moda. El cabello y sentido político están profundamente entrelazados, reflejando estructuras de poder, racismo y clasismo interiorizado que persisten en nuestras sociedades.

El cabello ha sido históricamente un marcador de identidad, estatus y pertenencia. En muchas culturas africanas, los peinados indicaban la edad, el estado civil o la posición social de una persona. Hablar de cabello y sentido político es reivindicar el significado sociocultural detrás de la estética.
Sin embargo, con la colonización y la esclavitud, estas expresiones culturales fueron desvalorizadas y reemplazadas por estándares eurocéntricos de belleza. Éstas privilegiaban el cabello liso y «domesticado». Esta imposición de normas estéticas ha llevado a que muchas personas, especialmente mujeres negras, enfrenten presiones para modificar su cabello natural para ser aceptadas en entornos laborales y educativos. Un estudio de Dove reveló que el 80 por ciento de las mujeres negras sentían la necesidad de cambiar su peinado natural para encajar en el ambiente laboral.
Racismo y clasismo interiorizado: el peso de las normas
El racismo y clasismo interiorizado se manifiestan cuando las personas adoptan y refuerzan estas normas discriminatorias. Adoptan la creencia de que ciertos tipos de cabello son «profesionales» o «aceptables», mientras que otros no. Esto no solo afecta la autoestima, sino que perpetúa la exclusión y la desigualdad.
Casos como el de Darryl George, un estudiante afroamericano suspendido por llevar dreadlocks, evidencian cómo las políticas institucionales pueden ser utilizadas para controlar y penalizar expresiones culturales legítimas.
Resistencia y reivindicación: el cabello y sentido político como lucha social
A lo largo de la historia, el cabello ha sido una herramienta de resistencia. Durante el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos, el afro se convirtió en un símbolo de orgullo negro y desafío a las normas impuestas . Hoy en día, movimientos como el CROWN Act buscan prohibir la discriminación basada en peinados asociados a una raza o etnia específica, reconociendo el derecho de las personas a expresar su identidad cultural sin temor a represalias.
Reconocer el cabello y sentido político es esencial para desmantelar las estructuras de opresión que dictan qué es aceptable y qué no. Al cuestionar y desafiar estas normas, podemos avanzar hacia una sociedad donde todas las expresiones culturales sean valoradas y respetadas. El cabello no es solo una cuestión de estilo; es una declaración de identidad, resistencia y dignidad.
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