¿Sabías que compartir una foto sin consentimiento puede marcar la vida de una adolescente para siempre? El ciberbullying no es solo un problema tecnológico; es una forma de violencia digital con profundas raíces en las desigualdades de género. Y en México, los datos muestran que niñas y mujeres son las principales víctimas.

El ciberbullying es el acoso sistemático a través de medios digitales: mensajes, redes sociales, correos, foros o cualquier plataforma en línea. A diferencia del acoso presencial, este puede ocurrir las 24 horas del día y multiplicarse con rapidez.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares de 2022 (ENDUTIH), el 21.7 por ciento de mujeres usuarias de internet en México entre 12 y 29 años ha sido víctima de acoso digital, especialmente a través de redes sociales.
Cuando el ciberbullying se convierte en violencia de género
El ciberbullying no afecta a todas las personas por igual. Según datos del Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) del INEGI, las mujeres reciben con mayor frecuencia mensajes ofensivos, insinuaciones sexuales no deseadas y difusión de contenido íntimo sin consentimiento.
Además, el acoso se agrava cuando intersecta con otras condiciones: ser adolescente, indígena, afrodescendiente o activista feminista.
Casos como la difusión no consentida de imágenes íntimas, amenazas por hablar de derechos de las mujeres o ataques coordinados en redes sociales a defensoras de derechos humanos son parte de una violencia digital que busca silenciar, controlar y humillar.
¿Qué tipo de violencia digital enfrentan las mujeres en México?
- Vigilancia y control: revisión forzada de teléfonos o redes sociales por parte de parejas o familiares.
- Amenazas y extorsión: uso de imágenes privadas para chantajear o intimidar.
- Difamación pública: campañas para desacreditar a mujeres por su vida privada o activismo.
- Exposición no consentida: publicación de datos personales, como direcciones o teléfonos (doxing).
En México, desde 2019 existe la Ley Olimpia, un conjunto de reformas legales que reconoce la violencia digital como delito. Esta ley ha sido adoptada en las 32 entidades del país y permite denunciar actos como la difusión de contenido íntimo sin autorización. También se puede reportar acoso digital ante la Policía Cibernética o buscar apoyo en organizaciones como Luchadoras, que acompañan a mujeres en situaciones de violencia en línea.
No es solo en línea: el daño es real. El ciberbullying deja huellas emocionales, sociales y psicológicas. Las víctimas pueden experimentar ansiedad, aislamiento y abandono escolar. Pero también hay resistencia: niñas y mujeres están denunciando, organizándose y exigiendo justicia. Porque en internet, como en cualquier espacio, las mujeres tienen derecho a estar seguras y a expresarse sin miedo.
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