En México, la seguridad de las mujeres en los espacios públicos es una preocupación urgente. ¿Qué medidas se pueden tomar para transformar las ciudades en lugares más seguros y libres de violencia para ellas? Es un reto complejo que requiere la implementación de políticas públicas y un enfoque de diseño urbano centrado en la perspectiva de género.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 9 de cada 10 mujeres en México han experimentado algún tipo de violencia en espacios públicos. Esto incluye acoso verbal, tocamientos no deseados y otros tipos de agresiones que ocurren con frecuencia en calles, parques y transportes públicos. La vulnerabilidad afecta a las mujeres no solo en su movilidad, sino también en su bienestar psicológico y emocional. Los espacios seguros son un tema de importancia concerniente a la materia de equidad de género.
El concepto de espacio libre de violencia no se refiere únicamente a la ausencia de agresiones físicas, sino también a la creación de entornos donde las mujeres puedan caminar, trabajar y vivir con la certeza de que su integridad está protegida.
Diseño Urbano con Perspectiva de Género: Un Paso Crucial
Una de las principales estrategias para garantizar la seguridad y la invulnerabilidad de las mujeres es integrar la perspectiva de género en el diseño urbano. Esto implica, entre otras cosas:
- Mejorar la iluminación en calles y parques. La oscuridad es un factor que aumenta la vulnerabilidad de las mujeres a agresiones. Mejorar la visibilidad en espacios públicos es fundamental para garantizar la seguridad.
- Crear más espacios recreativos y de socialización. Las ciudades con áreas recreativas bien diseñadas permiten a las mujeres disfrutar de su tiempo libre sin miedo. Estos espacios deben estar libres de violencia y ser accesibles para todas las personas, sin importar su género.
- Implementar políticas de seguridad pública específicas para mujeres. Desde patrullajes frecuentes hasta la instalación de botones de pánico, las autoridades locales pueden mejorar la percepción de seguridad a través de medidas concretas y eficaces.
Ciudades que Son un Modelo de Seguridad para las Mujeres
Existen ejemplos de ciudades en México que están trabajando activamente para crear espacios seguros para las mujeres. Ciudades como la capital han implementado políticas como el «Programa de Seguridad para Mujeres» que incluye una serie de medidas de seguridad en el transporte público, como vagones exclusivos para mujeres y campañas de concientización.
Además, algunos municipios han comenzado a aplicar el principio de la perspectiva de género en la planificación urbana, mejorando el acceso a la iluminación en parques y calles transitadas, y aumentando la presencia de la policía en zonas conflictivas.
¿Cómo Puedo Contribuir a la Creación de Espacios Seguros?
La participación individual es fundamental para la creación de espacios libres de violencia. Por ejemplo, en la Ciudad de México, el programa «Calles Seguras, Caminemos Unidas» ha involucrado activamente a la comunidad en la identificación y mejora de áreas inseguras, promoviendo la corresponsabilidad ciudadana en la seguridad urbana. Además, la Declaración de Quito, a la cual se sumó la Ciudad de México junto con otras 28 ciudades, enfatiza la importancia de la colaboración entre gobiernos y ciudadanos para implementar acciones que prevengan el acoso y otras formas de violencia en espacios públicos. Estas iniciativas demuestran que la colaboración entre individuos y autoridades puede transformar las ciudades en lugares más inclusivos y seguros para las mujeres.
Al exigir espacios seguros en nuestras ciudades, no sólo estamos luchando por la seguridad de las mujeres, sino también por un futuro donde todas las personas puedan vivir sin miedo, en un entorno que promueva la igualdad y la justicia.
Transformar las ciudades en lugares más seguros para las mujeres es una tarea compleja pero esencial. La integración de la perspectiva de género en el diseño urbano es clave para garantizar que cada espacio sea realmente un espacio libre de violencia. Sin embargo, la participación activa de todos los sectores de la sociedad es fundamental para lograrlo.
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