Imagina un sistema que explota los cuerpos, acalla las voces disidentes y agota los recursos naturales, todo al mismo tiempo. Esa conexión no es casual: el patriarcado y el deterioro ambiental están profundamente entrelazados. Comprender esta relación es clave para transformar nuestras formas de habitar el planeta.

El patriarcado y el deterioro ambiental no son ajenos, y existe una corriente feminista que lo demuestra. El patriarcado es un sistema que estructura jerárquicamente las relaciones sociales, estableciendo el dominio de los hombres —especialmente de aquellos con más privilegios— sobre las mujeres, los cuerpos disidentes y la naturaleza. Este modelo ha sido históricamente funcional al capitalismo y al colonialismo, generando dinámicas de explotación, acumulación y despojo.
En este contexto, el medio ambiente no es visto como un espacio de vida compartida, sino como un recurso a controlar y extraer. Lo mismo ocurre con los cuerpos feminizados, tradicionalmente relegados a tareas invisibles de cuidado y sostenimiento de la vida. La misma lógica que explota la naturaleza, explota también a las mujeres y a los grupos marginados.
¿Qué es el ecofeminismo y qué dice sobre el patriarcado y el deterioro ambiental?
El ecofeminismo es una corriente de pensamiento y un movimiento social que articula feminismo y ecologismo. Su punto de partida es claro: no podemos entender ni transformar la crisis ambiental sin cuestionar las estructuras patriarcales que la sostienen.
Desde esta perspectiva, el ecofeminismo denuncia que:
- La cultura de dominación hacia la naturaleza es paralela a la subordinación de las mujeres.
- El extractivismo no sólo agota recursos, también violenta territorios y comunidades.
- La sostenibilidad requiere una ética del cuidado, que reconozca la interdependencia entre seres humanos y ecosistemas.
Frente al colapso ecológico, el ecofeminismo propone un cambio profundo: dejar atrás los modelos de producción y consumo que priorizan el lucro, y construir una sociedad basada en el respeto mutuo y el equilibrio ambiental.
Mujeres en defensa del territorio: el caso de América Latina
En América Latina, las mujeres han tenido un papel protagónico en la defensa de la tierra y la biodiversidad. A menudo enfrentan simultáneamente los impactos ambientales y la violencia patriarcal. Su activismo no solo protege los ecosistemas, sino que aporta una perspectiva ética centrada en la justicia social, el respeto a la vida y la autonomía de los pueblos. Este liderazgo es clave para repensar nuestras formas de habitar el mundo.
Cada 22 de mayo se conmemora el Día de la Biodiversidad, una oportunidad para visibilizar cómo la pérdida de especies y ecosistemas se relaciona con un modelo de dominación global. Si no desmantelamos las raíces patriarcales del deterioro ambiental, las soluciones seguirán siendo superficiales. La relación entre el patriarcado y el deterioro ambiental no es simbólica, es estructural. El ecofeminismo nos ofrece una brújula ética para salir de la crisis: transformar las bases de nuestras relaciones con la tierra y entre nosotras. Porque cuidar el planeta también es una lucha feminista.
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