¿Es el autocuidado solo una rutina de belleza o un acto de resistencia? En un mundo que exige productividad constante y donde las mujeres asumen múltiples roles, el autocuidado y la salud mental se convierten en herramientas de supervivencia y transformación social.

El autocuidado y la salud mental más que un lujo son una necesidad. Implican dedicar tiempo a actividades que promuevan el bienestar psicológico y físico. Según el Instituto Nacional de la Salud Mental de EE. UU., prácticas como el ejercicio regular, una alimentación equilibrada y técnicas de relajación pueden mejorar significativamente la salud emocional.
Sin embargo, para muchas mujeres, especialmente en contextos de desigualdad, el autocuidado va más allá de lo individual. Proyectos como «Alma Grande» en El Salvador ofrecen espacios donde las mujeres pueden compartir experiencias y aprender estrategias para manejar el estrés y la ansiedad, reconociendo que buscar ayuda es un acto de valentía.
Salud mental en crisis: una perspectiva de género
La salud mental enfrenta desafíos globales. Un informe de The Lancet advierte que para 2030, más de mil millones de jóvenes entre 10 y 24 años podrían enfrentar problemas de salud, incluyendo trastornos mentales.
En España, un estudio de la Universidad Complutense de Madrid reveló que el tres por ciento de los adolescentes de 12 a 16 años ha intentado suicidarse en el último año, y uno de cada tres se ha autolesionado sin intención suicida. Estas cifras reflejan una necesidad urgente de abordar la salud mental desde una perspectiva inclusiva y con enfoque de género.
El autocuidado y la salud mental como acto político
Desde el feminismo, el autocuidado se concibe como una forma de resistencia frente a sistemas que invisibilizan las necesidades emocionales de las mujeres. La Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM destaca la importancia de incluir la perspectiva de género en la atención a la salud mental, reconociendo los sesgos existentes en diagnósticos y tratamientos.
Practicar el autocuidado no es egoísmo; es una declaración de que la salud emocional de las mujeres importa y merece atención y recursos adecuados.
Hacia una cultura del bienestar colectivo
El autocuidado y la salud mental deben ser prioridades en las políticas públicas y en la conciencia social. Fomentar espacios seguros, accesibles y con perspectiva de género es esencial para construir una cultura que valore el bienestar mental como un derecho y no como un privilegio.
En conclusión, el autocuidado trasciende lo estético; es una herramienta poderosa para enfrentar las desigualdades y promover una salud emocional integral.
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