¿Sabías que, aunque las mujeres representan más del 70 por ciento del personal de salud en América Latina, solo ocupan menos del 30 por ciento de los cargos directivos en ese sector? Esta paradoja no es un caso aislado: refleja un patrón que se repite en todos los niveles de gobierno. Entonces, ¿cuántas lideresas en América Latina realmente están tomando decisiones políticas clave en 2025? A continuación, te lo contamos.

En 2025, la participación de lideresas en América Latina ha avanzado, pero aún está lejos de alcanzar una representación equitativa. Hasta mediados de 2024, sólo cinco países de América Latina y el Caribe tenían mujeres como jefas de Estado. De esos, solo dos —Honduras y Perú— eran hispanohablantes. A fines de ese mismo año, México se sumó al listado con Claudia Sheinbaum, la primera presidenta del país.
Aunque el avance de las lideresas en América Latina es histórico, no debe ocultar que en la mayoría de los países, los hombres siguen ocupando la mayoría de los cargos de poder.
Mujeres en gabinetes ministeriales
Uno de los indicadores clave para medir la presencia de lideresas en América Latina en espacios de decisión son los gabinetes ministeriales. El promedio regional es del 28,7 por ciento, una cifra que deja claro que la paridad sigue siendo una meta lejana.
Sin embargo, hay casos destacados:
- Chile: 58 por ciento de ministras.
- Costa Rica: 50 por ciento.
- México: 44 por ciento.
Estos datos muestran que sí es posible construir gabinetes paritarios si existe voluntad política.
Mujeres en el parlamento y gobiernos locales
En los parlamentos nacionales de América Latina y el Caribe, las mujeres en la política ocupan aproximadamente el 36 por ciento de los escaños. Esta cifra posiciona a la región entre las más avanzadas del mundo en este rubro. Pero, ¿es suficiente?
A nivel local, las cifras bajan aún más: las mujeres ocupan sólo el 27,7 por ciento de los cargos en órganos deliberativos municipales. Mientras que Bolivia (50 por ciento) y México (57 por ciento) han alcanzado la paridad, países como Panamá (9 por ciento) y Guatemala (11 por ciento) siguen muy rezagados.
En el sector salud, donde las mujeres son mayoría, la desigualdad es aún más evidente. Aunque representan el 72,8 por ciento del personal, solo una de cada tres ocupa cargos de liderazgo.
Esto pone en evidencia que la presencia de mujeres no garantiza su participación en la toma de decisiones.
¿Qué nos dicen estos datos?
Las cifras dejan claro que hay más mujeres en la política, sí, pero aún falta camino para que las lideresas en América Latina tengan el poder real de transformar las agendas públicas. La representación importa, pero también lo hace la toma de decisiones con perspectiva de género y justicia social.
La pregunta que queda abierta es: ¿qué políticas hacen falta para que esta representación se traduzca en equidad sustantiva?
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