¿Qué tienen en común la falta de protector solar, la exclusión escolar y los rituales peligrosos? Todas son realidades que enfrentan muchas mujeres con albinismo en distintas partes del mundo. En el Día del Albinismo, nos detenemos a reflexionar sobre estas violencias —visibles e invisibles— que vulneran derechos fundamentales y siguen sin respuesta suficiente.

Proclamado por la ONU en 2014, el Día del Albinismo se conmemora cada 13 de junio para visibilizar las violaciones a los derechos humanos que sufren las personas con esta condición genética. El albinismo reduce o elimina la producción de melanina, lo que genera piel y cabello claros, visión limitada y alta sensibilidad al sol. Pero más allá de sus características físicas, lo que más afecta su vida es la discriminación estructural y la violencia simbólica.
Invisibilidad, violencia y fetichización
En varios países, especialmente de África subsahariana, persisten supersticiones que asocian a las personas albinas con poderes mágicos o maldiciones. Estas creencias han derivado en secuestros, mutilaciones, asesinatos y rituales sexuales. Las mujeres albinas, en particular, son objeto de una fetichización atroz: se cree falsamente que mantener relaciones sexuales con ellas cura enfermedades como el VIH. Esto ha provocado violaciones sistemáticas y embarazos forzados.
Además, muchas son abandonadas por sus parejas, rechazadas por sus familias o señaladas como portadoras de una “anomalía”, sobre todo si dan a luz a hijos albinos. En contextos rurales o vulnerables, el abandono económico y emocional se traduce en pobreza extrema y exclusión.
Acceso desigual a salud y educación
Uno de los desafíos más urgentes es el acceso a servicios médicos. La mayoría de los sistemas de salud no contempla sus necesidades específicas: fotoprotección, controles dermatológicos frecuentes o atención visual adecuada. En el caso de las mujeres con albinismo, se suma la falta de información y atención integral en salud sexual y reproductiva.
El aislamiento se agrava por la desinformación de profesionales de la salud, que reproducen estigmas y brindan una atención negligente. Esta realidad impide que muchas puedan prevenir enfermedades como el cáncer de piel o vivir una maternidad informada y segura.
Día del Albinismo: un llamado urgente
En este Día del Albinismo, es imprescindible reconocer que no se trata de una efeméride simbólica, sino de una alerta global. Urge impulsar políticas públicas que contemplen la intersección entre género, discapacidad y derechos humanos. Existen redes como Africa Albinism Network o iniciativas culturales como las de K‑Zungu, que promueven visibilidad y orgullo.
Pero aún queda mucho por hacer: garantizar acceso a salud, eliminar estigmas y proteger a las mujeres albinas de la violencia ritual, la exclusión y la desinformación. Informarnos, escuchar sus voces y sumar acciones colectivas puede marcar la diferencia. Porque ninguna mujer debería tener que defender su derecho a existir en paz bajo el sol.
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