¿Por qué celebramos el Día del Trabajo, pero rara vez recordamos a las mujeres trabajadoras que lo sostienen con su esfuerzo invisible? A continuación, haremos un recorrido por los hitos menos contados de la historia laboral. En éstos, las mujeres no solo han estado presentes, sino que han sido protagonistas, muchas veces silenciadas.

El Día del Trabajo tiene un origen sindical masculino. El primero de mayo conmemora la huelga de 1886 en Chicago, liderada por trabajadores que exigían jornadas de ocho horas. Fue un punto de quiebre en la organización obrera internacional, pero las historias más divulgadas han sido las de varones sindicalistas. ¿Y las mujeres? También luchaban, aunque el relato oficial las dejó fuera durante mucho tiempo.
Las mujeres en la historia laboral: lucha desde los márgenes
Las mujeres trabajadoras han estado en las fábricas, las maquilas, las oficinas y los hogares, muchas veces bajo condiciones más precarias que sus pares varones. En el siglo XIX, cientos de mujeres ya alzaban la voz contra la explotación. Por ejemplo, en 1831, las obreras textiles de Lyon en Francia lideraron protestas por mejoras laborales. En Estados Unidos, las trabajadoras del sector textil protagonizaron paros desde 1820, enfrentando dobles violencias: de clase y de género.
Un episodio clave, y frecuentemente ignorado en el relato del Día del Trabajo, fue la huelga de 1908 en Nueva York, donde 15 mil trabajadoras textiles marcharon exigiendo reducción de jornada, salarios justos y derecho al voto. Esta movilización, según la Biblioteca del Congreso de EE.UU., sentó las bases para la celebración del Día Internacional de la Mujer, que más tarde se institucionalizó como el 8M.
Ese día no nació de un saludo, sino de una protesta obrera. Y muchas de sus protagonistas eran inmigrantes, mal pagadas y organizadas desde el feminismo de clase.
Invisibilización y reconocimiento pendiente en el Día del Trabajo
A pesar de estos aportes, los relatos tradicionales del Día del Trabajo siguen sin reconocer el rol estructural de las mujeres en la economía. Tampoco visibilizan el trabajo de cuidados no remunerado, sin el cual ningún sistema productivo podría sostenerse. Como recuerda la OIT, las mujeres realizan más del 75 por ciento del trabajo doméstico no pagado en todo el mundo.
Recordar a las mujeres trabajadoras en esta fecha no es un gesto simbólico, sino una acción de justicia histórica. Reconocerlas en la narrativa oficial del primero de mayo es un paso necesario para transformar el presente laboral y construir políticas públicas con perspectiva de género.
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