¿Puede una burla en la infancia convertirse en un patrón de agresión en la vida adulta? En el marco del Día Mundial Contra el Bullying, esta pregunta cobra fuerza al observar cómo el acoso escolar es, en muchos casos, el inicio de trayectorias de violencia de género normalizada en México.

El 2 de mayo se conmemora el Día Mundial Contra el Bullying o acoso escolar, una fecha impulsada por la ONG Bullying Sin Fronteras y reconocida internacionalmente para visibilizar esta forma de violencia que afecta a millones de niñas, niños y adolescentes.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), México ocupa el primer lugar a nivel mundial en casos de acoso escolar en nivel secundaria, con más de 18 millones de estudiantes afectados.
El acoso escolar como antesala de la violencia de género
El bullying no es solo un conflicto entre pares. Cuando se permite, minimiza o justifica, sienta las bases para la reproducción de violencias más complejas en la edad adulta. Esto se agrava cuando el acoso se basa en el género, la apariencia física, la orientación sexual o los roles tradicionales.
Según el Diagnóstico Nacional sobre la Violencia Escolar de Género de la SEP, el 70 por ciento de las adolescentes en secundarias públicas reportó haber sufrido acoso verbal con connotación sexista o misógina. Esta cifra revela cómo el acoso escolar puede reforzar desigualdades estructurales que después se traducen en violencia de género.
Día Mundial Contra el Bullying: el vínculo con la violencia de género
- Lenguaje sexista desde edades tempranas: expresiones como “corres como niña” o “te pegan porque les gustas” normalizan el maltrato.
- Culpabilización de las víctimas: muchas niñas que denuncian acoso escolar son señaladas como exageradas o problemáticas.
- Falta de intervención con enfoque de género: escuelas que no cuentan con protocolos eficaces perpetúan el ciclo de impunidad.
La violencia escolar no puede abordarse como un hecho aislado. Iniciativas como el Programa Nacional de Convivencia Escolar han comenzado a incluir enfoque de género, pero aún enfrentan retos en su implementación efectiva y continua. Organizaciones feministas y colectivos estudiantiles en México han exigido que los casos de acoso escolar sean tratados como violencia estructural, y no como incidentes menores.
El acoso escolar no termina en la escuela. La narrativa que empieza en el aula puede continuar en relaciones de pareja, en el espacio laboral y en la vida pública. Por eso, el Día Mundial Contra el Bullying es también una llamada a detener la violencia de género desde su raíz más temprana.
¿Quién escucha a las niñas cuando levantan la voz por primera vez? En esa respuesta está la posibilidad real de cambiar la historia.
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