¿Sabías que la fibromialgia afecta a millones de personas en el mundo, pero en su mayoría a mujeres? Este dato no es casualidad. Si bien la medicina aún no tiene todas las respuestas, hoy sabemos lo suficiente para empezar a entender por qué el 90 por ciento de los casos diagnosticados corresponden al sexo femenino. A continuación, explicamos lo que dice la ciencia, lo que aún se cuestiona y por qué este padecimiento también es una cuestión de género.

La fibromialgia es una enfermedad crónica que se manifiesta principalmente con dolor musculoesquelético generalizado, fatiga constante, alteraciones del sueño y síntomas cognitivos como la llamada “fibroniebla”, una sensación de confusión mental o falta de concentración.
Aunque no se conoce con exactitud su causa, se relaciona con una hipersensibilidad del sistema nervioso central, que amplifica las señales de dolor. Este padecimiento no suele llegar sola: puede coexistir con migrañas, síndrome del intestino irritable, ansiedad y depresión, entre otros.
¿Por qué afecta más a las mujeres?
Uno de los datos más relevantes es que cerca del 90 por ciento de las personas diagnosticadas con fibromialgia en México y el mundo son mujeres, sobre todo entre los 30 y 50 años. ¿Por qué?
- Factores hormonales. Las fluctuaciones hormonales, especialmente de estrógenos y progesterona, influyen en la percepción del dolor y en la respuesta al estrés. Las mujeres experimentan estos cambios constantemente a lo largo de la vida: menstruación, embarazo, lactancia, menopausia. Todo esto podría explicar una mayor vulnerabilidad.
- Carga emocional y desigualdades sociales. Desde una perspectiva de género y de salud pública, es imposible ignorar que las mujeres enfrentan mayores niveles de estrés crónico, cargas de cuidado no remuneradas y violencia de género. Estos factores psicosociales no sólo afectan el bienestar emocional, también se traducen en síntomas físicos. La fibromialgia, como otras enfermedades invisibilizadas, se vuelve reflejo de esa desigualdad estructural.
- Diagnóstico tardío y desinformación. El diagnóstico puede tardar años. A menudo se confunde con otros padecimientos como la fibrositis o la fibromiositis, términos que hoy se consideran obsoletos o imprecisos. Muchas mujeres pasan de consulta en consulta sin obtener respuestas claras, lo que profundiza su malestar y aislamiento.
Vivir con fibromialgia: entre el dolor y la resiliencia
Aunque no tiene cura, se puede manejar con un enfoque integral: medicamentos, fisioterapia, ejercicio moderado, apoyo psicológico y técnicas de manejo del estrés. Casos como el de María Ciudad, quien fue diagnosticada a los 15 años y logró subir al campo base del Everest, nos recuerdan que vivir con esta condición es difícil, pero no imposible.
Visibilizar los casos, sus necesidades y derechos es un acto de justicia. Implica reconocer el dolor de millones de mujeres, exigir más investigación con enfoque de género y formar profesionales de salud que escuchen sin prejuicios. Porque nombrar el dolor también es parte de sanarlo.
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