¿Por qué, a pesar de trabajar, millones de mujeres en México siguen sin seguridad social ni derechos laborales? La informalidad laboral tiene un rostro claramente femenino y desigual. A continuación, presentamos un análisis con perspectiva de género sobre las razones estructurales detrás de este fenómeno que no suele estar en el centro del debate público.

La informalidad laboral se refiere a trabajos que no cuentan con contrato formal, seguridad social, acceso a pensión ni otras garantías mínimas. En México, según datos presentados en 2023 por el INEGI, el 55.1 por ciento de la población ocupada trabaja en condiciones informales. Pero el dato más alarmante es que 6 de cada 10 mujeres económicamente activas están en la informalidad.
Esto no es casual. La falta de acceso a empleos formales está ligada a roles de género que asignan a las mujeres la responsabilidad principal del cuidado en el hogar. Esa carga limita su disponibilidad para jornadas completas, movilidad o capacitación profesional.
Brecha de género en la informalidad laboral: datos que incomodan
De acuerdo con el Estudio de Inclusión Laboral con Perspectiva de Género de la UNAM, la brecha de género en la informalidad se refleja en:
- Mayores tasas de informalidad entre mujeres jóvenes y adultas mayores.
- Ingresos más bajos, incluso en sectores informales similares a los de los hombres.
- Concentración de mujeres en trabajos como comercio ambulante, ventas por catálogo, trabajo doméstico y cuidado de personas, sin prestaciones ni protección legal.
Además, datos presentados en 2022 por ONU Mujeres confirman que el 75 por ciento del trabajo de cuidados no remunerado en México lo realizan mujeres, lo cual restringe su acceso al empleo formal.
El trabajo doméstico: informalidad estructural
Un ejemplo claro de esta problemática es el trabajo del hogar. Aunque desde 2019 existe una reforma legal para incorporar a las trabajadoras del hogar al régimen del IMSS, solo el 3 por ciento cuenta actualmente con seguridad social, según el CONAPRED. Es decir, la ley ha cambiado, pero la realidad no tanto.
Cerrar la brecha de género en la informalidad laboral requiere más que políticas asistenciales. Es indispensable:
- Redistribuir el trabajo de cuidados con políticas públicas (guarderías, licencias iguales).
- Ampliar el acceso a la seguridad social universal.
- Invertir en empleo formal con enfoque territorial y de género.
La informalidad laboral en México no sólo refleja desigualdades económicas. También profundas brechas de género sostenidas por un sistema que sigue sin reconocer ni redistribuir el trabajo de cuidados. Superarla implica transformar las estructuras que empujan a millones de mujeres a empleos sin derechos ni seguridad. Reconocer este problema es el primer paso para construir un mundo laboral más justo, donde ninguna persona tenga que elegir entre trabajar y tener derechos.
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