¿Cómo una maestra de primaria de Tehuacán logró inspirar a toda una comunidad a cuidar el medio ambiente y apoyar a niñas y niños con cáncer? La historia de Irma Marcela Benítez Rodríguez nos demuestra que, a veces, el cambio más profundo empieza en un aula, con tierra entre las manos y una semilla por sembrar.

¿Puede una maestra de primaria cambiar el mundo? En Tehuacán, Puebla, ya están viendo cómo una educadora comprometida está cultivando ese futuro, hoja por hoja, desde la raíz.
Irma Marcela es licenciada en Educación Primaria. Lleva casi una década liderando proyectos educativos centrados en valores como la empatía, la solidaridad y la conciencia ambiental. Desde su rol como educadora, ha hecho de la enseñanza una herramienta para transformar realidades. No solo dentro de la escuela, sino también en la comunidad que la rodea.
El huerto escolar de Irma Marcela: sembrar para transformar
Una de sus iniciativas más destacadas ha sido la creación de un huerto escolar. Lejos de ser una actividad extracurricular cualquiera, este espacio se convirtió en una plataforma para enseñar prácticas sostenibles, promover la alimentación saludable y generar un vínculo directo entre las infancias y la tierra.
Los niños aprenden, cuidan y cosechan, desarrollando no solo habilidades prácticas, sino también un sentido de responsabilidad hacia el planeta. La propuesta de Irma Marcela muestra cómo la educación ambiental puede integrarse con sencillez y eficacia desde los primeros niveles escolares.
Empatía en acción: apoyo a niñas y niños con cáncer
El compromiso de esta maestra de primaria no termina ahí. Marcada por un dolor personal, ha canalizado su experiencia para apoyar a niñas y niños con cáncer, impulsando acciones solidarias que ofrecen acompañamiento y esperanza. Estas iniciativas han tejido una red de apoyo que involucra a estudiantes, madres, padres y docentes, fortaleciendo los lazos comunitarios y promoviendo una cultura del cuidado.
En 2024, Irma fue reconocida en la segunda edición del programa Mujeres con Energía de Iberdrola México, en la categoría de Medio Ambiente. Este premio celebra a mujeres que lideran acciones de impacto social y ambiental, visibilizando el papel de las mujeres en sectores donde históricamente han sido poco representadas.El trabajo de Irma Marcela Benítez Rodríguez es un ejemplo concreto de cómo la educación, cuando se combina con sensibilidad social y ética pública, puede convertirse en un motor de cambio real. No se trata solo de enseñar contenidos, sino de formar personas capaces de transformar su entorno.
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