¿Qué tienen en común una camiseta con un mensaje feminista, una chaqueta de cuero con tachas o un vestido largo y colorido estilo hippie? Todas comunican algo más allá de la estética: expresan un posicionamiento político. Aunque a veces lo pasamos por alto, la moda y lo que vestimos habla, toma postura y desafía.

Desde la antigüedad, la moda ha estado profundamente ligada a la política. En la Roma clásica, ciertas togas estaban reservadas solo para las élites; en la Edad Media, las leyes suntuarias dictaban qué podía usar cada clase social, reforzando jerarquías. No era solo ropa: era poder visual.
Durante el Renacimiento, las cortes europeas usaron la vestimenta para afirmar su superioridad, haciendo de la estética un signo claro de estatus. En Argentina del siglo XIX, el peinetón —un enorme adorno capilar— se convirtió en un símbolo político usado por mujeres federales para mostrar su apoyo al régimen de Rosas.
Subculturas que hicieron de la moda una declaración
En el siglo XX, distintos movimientos sociales transformaron el estilo en lenguaje de resistencia:
- Hippies (1960): Con sus prendas sueltas, flores y símbolos de paz, mostraban su rechazo al capitalismo, la guerra y las normas conservadoras.
- Punk (1970): Nació como protesta contra el sistema, el desempleo y la opresión. Alfileres, cuero, peinados extremos y ropa rota eran su grito de rebeldía. Íconos como Sid Vicious y Vivienne Westwood llevaron este posicionamiento político al centro de la cultura pop.
- Góticos (1980): Aunque menos explícitos, sus ropas oscuras, maquillajes intensos y referencias al romanticismo eran una crítica a la superficialidad y una búsqueda de introspección.
- Grunge (finales de los 80): Desde Seattle, llegó un estilo descuidado —camisas de franela y jeans rotos— como antídoto al consumismo masivo.
- Riot Grrrl (1990): Punk feminista, arte, activismo y fanzines. Sus looks desafiaban estereotipos de género y visibilizaban la lucha contra la violencia y por la igualdad.
Moda como identidad y resistencia hoy
Hoy, la moda sigue siendo una herramienta política. Desde camisetas con consignas feministas hasta estilos que rechazan lo normativo, lo que llevamos puesto puede cuestionar estructuras y afirmar nuestra identidad. El estilo, entonces, no solo es personal: también es colectivo.
Cada vez que elegimos qué ponernos, también estamos diciendo algo, incluso sin hablar. ¿Te has preguntado qué está diciendo tu ropa sobre ti? El estilo puede ser cómodo, creativo o elegante… pero también puede ser una declaración. ¿Qué estás eligiendo comunicar hoy?
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