En México, cientos de mujeres han cambiado el dolor por acción. Son madres, hermanas e hijas que buscan a sus seres queridos desaparecidos. Pero su labor no solo es dolorosa, sino también peligrosa. ¿Qué motiva a estas mujeres a desafiar al crimen organizado? Aquí te contamos sobre las madres buscadoras.

Las madres buscadoras son mujeres que, ante la desaparición de sus familiares, han decidido asumir la búsqueda por cuenta propia. Organizadas en colectivos en distintos estados del país, han logrado encontrar a más de 1,200 personas sin vida en fosas clandestinas y a 1,300 con vida. Su labor no solo es una búsqueda, sino un grito de justicia en un país con más de 100,000 personas desaparecidas.
Ser una madre activista en México implica desafiar el miedo en un país donde la crisis de desapariciones representa un desafío complejo. Según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), más del 95% de los casos de desaparición siguen sin resolverse, lo que evidencia la magnitud del problema. A pesar de los esfuerzos institucionales y ciudadanos, muchas madres enfrentan riesgos al encabezar la búsqueda de sus seres queridos, convirtiéndose en un pilar fundamental en la construcción de memoria y justicia.
Muchas han recibido amenazas, han sido atacadas o incluso asesinadas: desde 2019, al menos catorce madres buscadoras han perdido la vida por ejercer su labor, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. Recientes hallazgos en Jalisco y Tamaulipas han evidenciado la existencia de centros de exterminio operados por el crimen organizado, donde se han encontrado restos de cientos de personas. Estos descubrimientos han intensificado la búsqueda y han puesto en evidencia la falta de acción por parte del gobierno, que destina menos del 1% del presupuesto de seguridad a la localización de personas desaparecidas. La violencia de género también atraviesa esta crisis: la mayoría de las madres buscadoras enfrentan el doble desafío de la revictimización y la criminalización.
La esperanza en medio del dolor
A pesar de los peligros, estas buscadoras continúan incansables. En México, se estima que hay más de 114,000 personas desaparecidas, según la Comisión Nacional de Búsqueda. Su esfuerzo ha dado esperanza a miles de familias que comparten el mismo dolor. Gracias a su labor, se han localizado al menos 2,500 fosas clandestinas desde 2006, revelando la magnitud de la crisis forense en el país. Sus hallazgos han sido clave para que las autoridades inicien investigaciones, aunque en la mayoría de los casos, ellas siguen siendo las principales responsables de encontrar la verdad, pues más del 95% de los delitos de desaparición permanecen en la impunidad.
¿Cómo apoyar a las madres buscadoras?
El reconocimiento y la solidaridad son fundamentales. Algunas formas de ayudar incluyen difundir sus historias para visibilizar su lucha, exigir a las autoridades que protejan su labor y garanticen justicia. Además de apoyar económicamente a los colectivos que financian sus propias búsquedas. El dolor de estas madres se ha convertido en una lucha por la memoria y la justicia. Mientras el Estado sigue sin dar respuestas, ellas continúan removiendo la tierra en busca de la verdad.
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