¿Alguna vez has notado que a las mujeres se les señala cada que exploran su propia sensualidad? Más aún si monetizan con ella. La portada del nuevo álbum de Sabrina Carpenter, Man’s Best Friend, ha detonado una controversia global que va más allá del arte pop. En la imagen, la cantante aparece arrodillada, en vestido negro y tacones, mientras un hombre sin rostro visible le sostiene el cabello. Sigue leyendo. A continuación analizamos tanto la perspectiva que defiende como la que critica.

Para algunas personas, la portada de “Man’s Best Friend» es una sátira mordaz. Para otras, una escena que perpetúa estereotipos misóginos. El debate está abierto y va al corazón de cómo entendemos el empoderamiento femenino en una industria patriarcal.
Por un lado, están las fans que defienden a la cantante argumentando que tanto sus letras como su estética siempre han sido con tono sexual e irónico. Por el otro, las feministas que señalan las similitudes entre la imagen y la vieja publicidad sexista de los años 50.
La mirada crítica sobre Man’s Best Friend
La portada del nuevo álbum de Carpenter ha sido duramente criticada por organizaciones feministas como Glasgow Women’s Aid, que la calificó como “regresiva”. Según su análisis, la imagen no sólo remite a dinámicas de control y violencia simbólica, sino que retrata a la mujer como una mascota del varón. Desde medios como The Guardian y The i, se ha señalado que, aunque el arte intente satirizar, termina reforzando los mismos códigos patriarcales que busca cuestionar.
Este juicio se agrava si se considera que Sabrina Carpenter fue una estrella infantil, lo que añade una capa de expectativa sobre su imagen “pública” y sus decisiones artísticas. Críticos aseguran que la portada traiciona la imagen familiar que el público tenía de ella, y que apela a la hipersexualización como estrategia de marketing.
¿Sátira visual o sensualidad como provocación legítima?
Frente a las críticas, defensores del arte de Carpenter han planteado una lectura alternativa: la portada sería una ironía dirigida a los “manchilds”, hombres emocionalmente inmaduros, tema central del single líder del disco. Medios como Vogue y Dazed destacan que el nuevo álbum podría estar dialogando con una tradición pop subversiva que incluye a figuras como Madonna o Lady Gaga.
En redes sociales, muchas personas han resaltado que cuestionar la expresión sexual de una artista joven no deja de ser una forma de misoginia. Carpenter estaría usando la estética del dominio para invertir el sentido del poder. Y si su firma artística es la ironía, juzgarla desde la literalidad puede ser una trampa puritana.
El dilema del empoderamiento dentro del sistema
¿Puede una mujer usar imágenes de sumisión como forma de empoderamiento dentro de un sistema que capitaliza esa sumisión? Esa es la verdadera tensión que plantea “Man’s Best Friend«. Carpenter, en su derecho a explorar su cuerpo y su voz, desafía moldes. Pero ignorar que esta libertad ocurre dentro de una industria que explota esas imágenes para monetizar sería ingenuo.
En pocas palabras, el asunto no puede sintetizarse simplemente en censura ni en una inocente sátira. Criticar a Sabrina Carpenter por usar la sensualidad e ironía en su arte es misógino. Su autonomía, como la de cualquier mujer, debe ser defendida. Pero también es necesario observar cómo la industria musical sigue moldeando, vendiendo y rentabilizando los cuerpos femeninos bajo una lógica patriarcal. El reto está en no caer ni en la censura ni en la inocencia.
“Man’s Best Friend» no sólo es el título de su nuevo álbum, sino el disparador de una conversación urgente sobre arte, género y poder en la cultura pop. Porque una cosa es segura: el arte real incomoda, pero no debería causar inseguridades.
Sigue leyendo:
| Regina Sirvent: La primera mexicana en NASCAR
| Camila Zamorano: la joven boxeadora mexicana que hizo historia mundial