En los últimos años, el marketing feminista ha ganado protagonismo en campañas publicitarias y estrategias de marca. Sin embargo, surge la pregunta: ¿estas iniciativas representan un compromiso genuino con la igualdad de género o son simplemente tácticas para capitalizar una tendencia social?

El feminismo ha pasado de ser un movimiento social a convertirse en un recurso común dentro del marketing feminista y la publicidad, adoptado tanto por celebridades como por marcas que buscan conectar con audiencias sensibles a las cuestiones de género. No obstante, esta apropiación comercial, propia de la publicidad feminista superficial, ha generado críticas, ya que puede vaciar ala lucha antipatriarcal de su contenido político transformador, reduciéndolo a un eslogan sin profundidad.
La principal preocupación es si las marcas que se declaran feministas realmente practican lo que promueven: igualdad salarial, equidad de género y ambientes laborales inclusivos. La autenticidad del marketing feminista depende de su coherencia entre el discurso y las acciones empresariales. Por ello, es vital analizar críticamente si estas campañas impulsan un cambio real o solo persiguen fines comerciales.
La «tasa rosa» en la publicidad digital
Un estudio realizado por la Universidad Carlos III de Madrid e Imdea Networks reveló la existencia de una «tasa rosa» en la publicidad de Facebook, donde los anunciantes pagan más por mostrar anuncios dirigidos a mujeres. Esta práctica perpetúa estereotipos de género y refuerza la idea de que las mujeres son un nicho de mercado específico.
A pesar de las críticas, algunas campañas han logrado un impacto positivo. Por ejemplo, la campaña del 8M en Zamora, titulada «El precio por ser mujer», utilizó un «tique de compra» para destacar las desventajas y discriminaciones que enfrentan las mujeres diariamente. Esta iniciativa generó reflexión y debate en la sociedad.
La importancia de la coherencia en el marketing feminista
Para que la publicidad feminista sea efectivo y ético, debe ir acompañado de acciones concretas dentro de las organizaciones. Esto incluye políticas de igualdad de género, representación equitativa en puestos de liderazgo y un compromiso real con la diversidad.
El marketing feminista tiene el potencial de ser una herramienta poderosa para promover la igualdad de género. Sin embargo, es esencial que las marcas y organizaciones respalden sus mensajes con acciones coherentes y auténticas. Solo así se evitará que el feminismo se convierta en una estrategia vacía y se garantizará un impacto positivo en la sociedad.
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