¿Por qué sigue generando incomodidad que una mujer diga con claridad que no quiere tener hijos? En pleno siglo XXI, muchas mexicanas enfrentan cuestionamientos, presiones e incluso violencia simbólica por tomar una decisión que debería ser libre y personal: no ejercer la maternidad.

En México, el ideal de la “mujer completa” sigue fuertemente ligado a la maternidad. Desde la infancia, las niñas son socializadas para cuidar, nutrir y eventualmente criar. En este contexto, las mujeres que no quieren ser madres desafían no sólo una expectativa social, sino también un mandato cultural profundamente arraigado.
Según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018 del INEGI, al menos un 20 por ciento de las mujeres entre 30 y 34 años no tiene hijos. Aunque la encuesta no mide directamente el deseo de no ser madre, sí refleja un cambio demográfico que abre la conversación sobre las mujeres sin hijos por elección.
Estigmas que persisten contra las mujeres que no quieren ser madres
Decidir no tener hijos aún se asocia con egoísmo, inmadurez o falta de realización. A muchas mujeres se les dice que “se van a arrepentir” o que “su reloj biológico se impondrá”. Este tipo de mensajes se sostienen en estereotipos que suponen que toda mujer, por naturaleza, desea y debe ser madre.
En el plano cultural, el Día de las Madres refuerza estos mandatos. Los discursos que idealizan la maternidad como la forma más elevada de amor femenino excluyen a las mujeres que optan por una vida distinta. El problema no es celebrar a las madres, sino usar esa celebración para imponer un solo modelo de realización.
Elección, autonomía y derechos
Desde una perspectiva feminista, la maternidad debe ser una posibilidad, no una imposición. Tener o no tener hijos es una decisión que debe basarse en la autonomía personal, no en la presión social, familiar o médica. Negar o estigmatizar a las mujeres que no quieren ser madres es una forma de violencia simbólica que limita su libertad y su ciudadanía plena.
Organizaciones como GIRE (Grupo de Información en Reproducción Elegida) han señalado que el Estado mexicano debe garantizar los derechos reproductivos en todas sus dimensiones, incluyendo el derecho a no reproducirse. Esto implica acceso a métodos anticonceptivos, educación sexual integral y reconocimiento de otras formas de vida válidas y plenas.
Hacia una sociedad que no imponga la maternidad
La visibilización de las mujeres que no quieren ser madres es fundamental para desmantelar los estereotipos de género. Medios de comunicación, políticas públicas y campañas educativas deben reconocer que la maternidad no es sinónimo de feminidad, ni garantía de realización.
Decidir no ser madre es tan legítimo como decidir serlo. Las mujeres que optan por no tener hijos están ejerciendo su autonomía en un sistema que aún intenta imponerles una única narrativa. Escuchar sus voces, respetar sus elecciones y erradicar el estigma es parte del camino hacia una sociedad verdaderamente igualitaria.
Sigue leyendo:
| Publicidad del Día de las Madres: consumo, estereotipos y roles de género
| Partos seguros: el rol del Estado en garantizar nacimientos dignos y libres de violencia