La paternidad ausente en México sigue siendo una problemática que refuerza estereotipos de género y recarga a las mujeres con la responsabilidad exclusiva de la crianza. Esta desigualdad impacta negativamente en el desarrollo de las infancias, perpetuando ciclos de inequidad social.

En México, se calcula que 4 millones 180 mil hogares tienen ausencia de figura paterna. Los principales factores que influyen suelen ser el divorcio, la viudez y los hijos nacidos fuera del matrimonio. Los roles tradicionales de género hacen que la mujer cargue con el estigma que implica ser madre soltera. Esto repercute tanto en su psique como en la de las infancias que dependen de ella.
De acuerdo con las cifras mostradas por el Censo de Población y Vivienda, en 2020 el 72.3 por ciento de las mujeres a partir de quince años ha tenido al menos un hijo. De éstas, el 7 por ciento son madres solteras. Tomando en cuenta las tempranas edades, el desarrollo profesional y acceso al mundo laboral de las madres solteras se ve obstaculizado. Esto repercute en la economía y calidad de vida tanto de ellas como de las infancias a su cargo.
Además, hay que considerar los efectos en la salud mental de las hijas e hijos. El abandono paterno, de acuerdo al Instituto de Psicoterapias Avanzadas en España, causa trastornos en la conducta, como depresión, agresividad y baja autoestima. Además, alimenta los roles de género.
El patriarcado y la paternidad ausente
La paternidad ausente refuerza el rol de género de la maternidad. Cuando las madres se encargan en soledad de la crianza, se reproduce la idea de que la maternidad es un inevitable rol de las mujeres. Esto resulta contradictorio, pues los roles de género fomentan la imagen del padre proveedor. Sin embargo, a los hombres no se les exige con la misma severidad que ejerzan su paternidad. Mientras tanto, se espera que las madres solteras asuman la crianza en su totalidad mientras cargan con el estigma social.
El gobierno federal ha implementado medidas y apoyos para madres solteras, como la Tarjeta Violeta. Sin embargo, como sociedad también tenemos la responsabilidad de contribuir al combate de esta problemática. Repensar los roles tradicionales de género, dejar de normalizar la irresponsabilidad masculina y educar a las infancias con un enfoque preventivo son algunas de las medidas para combatir el abandono paterno.
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